Ā·Ā Ā Ā Ā Ā Ā Ā El acadĆ©mico UOH Juan AndrĆ©s Pino realiza cuestionamientos a la sociedad y al Estado y habla de una ālógica asistencialistaā y de falta de āpolĆtica pĆŗblica y cambio culturalā.
Por Selso GonzƔlez
En 1992, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 3 de diciembre de cada aƱo como elĀ DĆa Internacional de la Discapacidad. El objetivo de la fecha es promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidades, en todos los Ć”mbitos de la sociedad, asĆ como crear conciencia sobre su situación en todos los aspectos de la vida polĆtica, social, económica y cultural.
De los 1.000 millones de personas con discapacidad que hay en el mundo, segĆŗn datos de la ONU, el 80% vive en paĆses en desarrollo, y en el caso de Chile, tenemos mĆ”s 2.700.000 personas adultas con discapacidad, y a ello se suman, mĆ”s de 587 mil niƱos, niƱas y adolescentes, segĆŗn el Estudio Nacional de la Discapacidad 2022 del Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis).
Para el acadĆ©mico delĀ Instituto de Ciencias de la SaludĀ de laĀ Universidad de OāHigginsĀ (UOH),Ā Juan AndrĆ©s Pino, lo primero que se debe tener presente es que las personas con discapacidad, en Chile, son un colectivo que va en aumento. āActualmente, hay mĆ”s de 2.7 millones de personas que tienen alguna situación de discapacidad y estas cifras son producto de las oportunidades de envejecimiento de la población, de las condiciones de salud y de las barreras en el funcionamiento general. Por lo tanto, eso debe ser una preocupación para los Estados, para mejorar las polĆticas pĆŗblicas que permitan una participación social plena de las personas con discapacidadā.
De igual manera, el acadĆ©mico seƱala que, en Chile, se āperpetĆŗa una lógica asistencialista, basada en un modelo mĆ©dico, que entiende que los requerimientos de las personas con discapacidad estĆ”n netamente en la esfera de la salud y la rehabilitaciónā. Y agrega que a esto se suma que āse mantiene con mucha vehemencia y con mucha difusión la campaƱa caritativa de la Teletón, que hace que las representaciones sociales sobre la discapacidad se difuminen, en tanto, las personas con discapacidad son sujetos de derechoā.
El Estado y su labor
Para el acadĆ©mico, el Estado se suma a esta mirada asistencialista y ha traspasado -a travĆ©s de los diferentes gobiernos- la decisión de seguir poniendo mayor atención, apoyo y visibilidad a la campaƱa Teletón, que āal propio desarrollo de las polĆticas pĆŗblicas que debiese dictaminar el Estado. Esto lo podemos ver cuando el Estado, a travĆ©s del Presidente de la RepĆŗblica, se compromete con donaciones a institutos a travĆ©s de la campaƱa Teletón, televisada, en desmedro de potenciar su propio organismo, el Servicio Nacional de la Discapacidad, o los propios centros de rehabilitación que se estĆ”n instalando en nuestro paĆsā.
El Senadis, continĆŗa el investigador, es una organización āmuy deteriorada en tĆ©rminos de sus funciones, sus capacidades fiscalizadoras o los presupuestos que maneja para impulsar polĆticas pĆŗblicas hacia las personas con discapacidad. Y a esto se le agrega, que todavĆa existen muy pocas instancias de participación social y ciudadana hacia las personas con discapacidad para que puedan tambiĆ©n trabajar en la construcción de polĆticas pĆŗblicas que les beneficien segĆŗn sus realidades territorialesā. Con estas acciones del Estado, asegura Juan AndrĆ©s Pino, se puede ver tambiĆ©n cómo estĆ” todavĆa instalado āun paradigma asistencial y mĆ©dico y no un paradigma de derechos humanos hacia las personas con discapacidad, que es lo que estĆ” mandatado, en Chile, a partir de su legislación actualā.
Ley de Inclusión y su cumplimiento real
Hace mÔs de 13 años, el 10 de febrero de 2010, entró en vigencia la Ley N°20.422 que establece normas sobre Igualdad de Oportunidades e Inclusión Social de las Personas con Discapacidad. Dicha Ley se basa en los principios de vida independiente, accesibilidad universal, diseño universal, intersectorialidad, participación y diÔlogo social para las personas con discapacidad.
Sobre ello, el acadĆ©mico seƱala que es una ley que ha venido impulsada por los organismos internacionales de Naciones Unidas, principalmente, a partir de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Y reconoce que āsi bien hay una parte discursiva de la ley que es amplia en su intencionalidad, en su bajada concreta, en tĆ©rminos del diseƱo de polĆtica, hay una brecha muy grandeā.
Y para respaldarlo menciona la perspectiva que, sobre esta Ley, da el activismo de personas con discapacidad.Ā āEllos sostienen -detalla Pino- que la Ley 20.422, es la ley que menos se cumple en nuestro Estado, la que tiene menos reglamentos, por lo tanto, es la que tiene menos mecanismos de exigibilidad y esto genera un manto de expectativas que no son cumplidas en el dĆa a dĆaā.
Y aƱade que donde ha existido un mayor avance, es en una ley derivada de la Ley de Inclusión, que es la Ley de Inclusión Laboral (N° 21.015), pero que āaunque ha tenido modificaciones este Ćŗltimo aƱo, no ha podido generar un cambio cultural al interior de las organizaciones y organismos para contratar a personas con discapacidadā.
Para muestra un botón: āmuchas empresas y organismos han preferido pagar las multas al no cumplir la tasa, que era muy baja: solo un 1% de personas con discapacidad para trabajar en cada empresa de 100 trabajadores. Estas situaciones dan cuenta de lo difĆcil y lo complejo que implica lograr niveles de inclusión social, hoy en dĆa, en Chile.
¿Qué nos falta para evolucionar a una mejor realidad?
āCreo que lo que falta es, primeramente, dar cumplimiento a lo establecido en la legislación chilena. Es decir, aquĆ hay un mĆnimo que tiene que ver con cumplir lo que se explĆcita en la legislación chilena. Y, por eso, se debe avanzar con normativas y reglamentos que le den operacionalidad y aplicabilidad a la Ley de Inclusión. Eso es lo primero. Y luego, esto debe venir acompaƱado, y que tambiĆ©n estĆ” declarado en la legislación chilena, de una concientización a la ciudadanĆa, para que exista un cambio paradigmĆ”tico hacia el reconocimiento de los derechos humanos de las personas con discapacidad y su plena participación en todos los Ć”mbitos de la vida.
Que se hagan ajustes que sean razonables a las caracterĆsticas o condiciones corporales y territoriales de las personas con discapacidad. Y ahĆ, el cambio cultural es fundamental, ya que -la ciudadanĆa en general- debe reconocer a las personas con discapacidad como sujetos de derechos, debe reconocer que sus demandas y sus movilizaciones son legĆtimas, en tĆ©rminos de ser un colectivo que, históricamente, ha sido invisibilizado por parte del Estado. Y, por otro lado, comprender que las situaciones de discapacidad son una cuestión comĆŗn, que no es de un grupo minoritario, sino que estĆ” en la vida cotidiana de todas las personas y familias, de todas las comunidades, y que es una cuestión que se debe entender como un tema estructural de la sociedad y no como algo particular ni solo mĆ©dicoā.