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Estados Unidos: El presidente Trump debe respetar los derechos humanos en su segundo mandato

El día de la toma de posesión del presidente de Estados Unidos, Amnistía Internacional pide al presidente Donald Trump y a su administración que cumplan sus obligaciones en materia de derechos humanos en todas sus políticas y planteamientos de gobierno.
 
“El historial del primer mandato del presidente Trump y las promesas de su campaña advierten de importantes amenazas para los derechos humanos durante su segunda presidencia. Para todos los retos y males que afronta la humanidad, centrarse en los derechos humanos para todas las personas sin distinción es siempre la solución y es más importante que nunca. Aun así, durante toda su campaña, el presidente Trump se ha dirigido habitualmente a las comunidades más vulnerables, como la población inmigrante y la juventud transgénero, con una retórica peligrosa y cruel. Tomado directamente del manual del líder autoritario, también ha prometido represalias contra sus oponentes políticos y ha hostigado a la profesión periodística”, afirmó Paul O’Brien, director ejecutivo de Amnistía Internacional Estados Unidos.
 
“El presidente Trump toma posesión en un momento en el que el sistema de derechos humanos y el multilateral, ya frágiles y frecuentes blancos del desdén de la primera administración Trump, se han visto aún más gravemente socavados por las incoherencias del presidente Biden y su falta de voluntad a la hora de presionar a aliados y socios para que respeten el derecho internacional”, declaró Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
 
“Es fundamental que el presidente Trump no siga por este peligroso camino, no solo por los derechos humanos en Estados Unidos, sino como un ejemplo para dirigentes de todo el mundo.”
 
El presidente Trump empieza su segundo mandato en un entorno mundial que ha cambiado radicalmente caracterizado por una creciente desigualdad, el aumento de las prácticas autoritarias, conflictos en curso, ataques contra la autonomía corporal, un poder empresarial y tecnológico sin control, desplazamientos provocados por la violencia y la inseguridad, y una emergencia climática que acelera y agrava las violaciones de derechos humanos y el sufrimiento.
 
“Las decisiones que tome el presidente Trump tendrán consecuencias de largo alcance que afectarán a la vida de todos los habitantes de este planeta e incluso a generaciones futuras que aún no han nacido. La estabilidad global depende del compromiso de los y las dirigentes mundiales con el multilateralismo y el orden basado en normas. Si Estados Unidos se retira de este tipo de espacios, crearía un peligroso vacío y debilitaría gravemente los sistemas que hemos construido para proteger los derechos humanos”, añadió Agnès Callamard.
 
“El mundo necesita que Estados Unidos reafirme y no abandone su compromiso con la humanidad. La supervivencia humana depende de que los gobiernos intensifiquen enormemente sus esfuerzos para atajar la crisis climática y que no rehúyan el problema o incluso lo agraven. Y en un momento en el que las empresas tecnológicas tienen más poder que nunca, es vital que la administración Trump no les permita cometer ni facilite que cometan violaciones de derechos humanos en el mundo. Por el contrario, el gobierno estadounidense debe trabajar codo con codo con la comunidad internacional para establecer unas normas robustas y hacer que estas empresas rindan cuentas de sus actos.”
 
En su primer mandato, el presidente Trump introdujo numerosas políticas y acciones caracterizadas por la intolerancia, la xenofobia y la supremacía blanca, lo que causó amplias violaciones de derechos humanos. Ahora vuelve al cargo en un momento en el que, en pueblos, ciudades y estados de todo Estados Unidos, no sólo el gobierno no ha tenido en cuenta y puesto remedio a sus fallos en materia de derechos humanos en relación con la justicia racial, la violencia con arma de fuego y los derechos reproductivos, sino que muchas jurisdicciones redoblan su apuesta por políticas, prácticas y leyes discriminatorias.
 
“Como organización de derechos humanos de base más antigua y mayor del mundo, recordamos a la administración Trump sus responsabilidades y estamos dispuestos a defender los derechos humanos como hemos hecho siempre con independencia de quién esté en la Casa Blanca”, concluyó Paul O’Brien.
 
“Junto con nuestra membresía, aliados y comunidades de todo Estados Unidos y más allá, estamos preparados para exigir a este gobierno que rinda cuentas de su obligación de proteger los derechos humanos. Nos defenderemos de las crueles deportaciones masivas, el hostigamiento de quienes protestan, las restricciones de los derechos reproductivos y otros ataques contra los derechos humanos”, concluyó O’Brien. “Vigilaremos, documentaremos, denunciaremos y movilizaremos la acción colectiva con los derechos humanos como guía.”
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