(Por Rubén Moraga Mamani. Diputado por la Región de Tarapacá). El próximo fin de semana, será uno de los momentos más importantes desde el retorno a la democracia, y la mejor oportunidad para expresar en las urnas el descontento contra el modelo político y económico que nos oprime.
Las elecciones de constituyentes, gobernadores, alcaldes y concejales, son decisivas para la construcción de un mejor futuro para todos y todas. Una batalla que no se puede perder por causa del abstencionismo o la indiferencia. Por tanto, es un imperativo categórico que el próximo 15 y 16 de mayo, todos aquellos que votamos por el “Apruebo”, nos levantemos a cumplir con el ejercicio de la democracia y legitimar, en la acción transcendental del voto, el nacimiento de un nuevo Chile.
La batalla por una nueva constitución recién comienza, y su final feliz, dependerá (en parte) de que los sectores antineoliberales obtengan más de los 2/3 de las bancas en la Convención Constituyente. A nivel regional, la elección de gobernador será determinante para acompañar o rechazar los cambios del Chile que viene. No da lo mismo tener un gobernador que estuvo por el rechazo, un defensor del modelo neoliberal, un converso de última hora, o uno que siempre haya mostrado coherencia con la lucha y las demandas del pueblo movilizado. En lo municipal, de igual forma, se da la oportunidad de romper con el tradicional binomio que ha administrado por 30 años los destinos del territorio local, y que solo ha profundizado la desigualdad territorial. Para la nueva etapa se requieren alcaldes y concejales que tengan una verdadera convicción en la participación, transparencia y democracia, así como, una auténtica vocación de servicio público, sin arreglos truchos familiares, empresariales ni clientelares. La nueva democracia local debe surgir limpia y sana desde abajo, con fuerte arraigo y orientación popular.
Para lograr aquello, la votación de izquierda y progresistas -independientes y militantes- debe concentrarse en la lista que de mejor forma haya expresado las ideas de estos sectores. Una lista que refleje partidos y candidaturas con un historial consecuente, y no por figuras camaleónicas que, por interés u oportunidad, se hayan reconvertido a última hora, cuando no hacía más de dos años que militaban en partidos del duopolio, convivían con la democracia pactada y la adscribían a la certeza neoliberal.
Para cambiarlo todo están los electores, solo falta que voten. En Tarapacá, el plebiscito del 25 de octubre alcanzó una participación del 45,22%, si bien una cuantía menor que la media nacional, fue significativamente mayor a la participación histórica (39.56% en senadores 2017 y 28,3% en alcaldes el 2016). De mantenerse este aumento el próximo 15 y 16 de mayo, podría haber muchas sorpresas, porque es una proporción de electores que podría modificar el resultado de la elección municipal y de gobernador regional por fuera de las opciones del tradicional duopolio. Como ejemplo, en octubre de 2020 votaron en la región 16.023 electores más que en 2017, y en Iquique lo hicieron 29.968 más que en 2016, año en que el alcalde electo salió con poco más de 22 mil votos. Es decir, los nuevos electores de octubre de 2020 podrían elegir un alcalde por ellos mismos.
Respecto al crecimiento del sector Izquierda-Progresismo, el año 2017 las candidaturas identificadas con sectores que el 25 de octubre llamaron a votar por la opción Convención Constitucional (CC), lograron acumular 43.218 electores, sin embargo, el 25 de octubre de 2020 la opción CC acumuló 86.162, es decir, emergieron 42.944 nuevos electores por la opción transformadora a nivel regional.
El triunfo de candidaturas de la izquierda-progresismo en las elecciones de 15 y 16 de mayo, dependerá de la continuidad de la participación de quienes lo hicieron el 25 de octubre. Por tanto, solo si votas, ganamos un nuevo Chile.
