En el tercer aniversario del estallido social donde las demandas levantadas por millones de personas durante el 2019, hoy se ven envueltas en nuevas tensiones políticas, conversamos con la cientista política y académica de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, Claudia Heiss.
Respecto a ciertas posiciones que niegan absolutamente logros posibles dentro de este proceso político y social que se generó tras el estallido y que hoy deriva en el triunfo del rechazo a la propuesta de nueva Constitución de la ya resuelta Convención, la especialista señaló que si bien no se ha alcanzado un acuerdo político de cambio constitucional o la reconstitución de la política, no se puede negar que ha existido una discusión intensa de la convivencia nacional que ha reconocido un problema profundo: “Nadie podría decir que Chile es un oasis de paz, sin duda hay un avance e interés en establecer vías de conversación para comenzar a abordar ese problema”.
No obstante, la académica apuntó a la reacción conservadora que busca hegemonizar los resultados del plebiscito de salida señalándola como un desacierto: “Es un error leer ese 62 % como un apoyo a la derecha, a los partidos tradicionales, como algunos sectores han tratado de hacer, circunscribiendo el futuro debate constitucional a los partidos, el congreso, las elites y no pensando en tratar de generar mecanismo inclusivos de deliberación pública”, expresó.
Al respecto, indicó que aquello es reflejo de una lectura miope que no repara en la complejidad del mensaje que la ciudadanía vertió en los plebiscitos de entrada y salida: “Estamos enfrentando lo complejo que es la representación política que no es una cosa automática de entender inmediatamente qué es lo que quiere la gente. No solamente en los plebiscitos sino también es complejo qué significó el estallido, qué significaron las millones de personas que marcharon el 25 de octubre en todo el país, cuál era el mensaje político de esa movilización”, profundizó.
En esa línea, Claudia Heiss señaló que tal reacción conservadora no anula todo lo que ocurrió, expresando que su expectativa es “que esa apertura que vimos termine corriendo la aguja hacia un punto más al medio y no volvamos a la situación que teníamos en los 90”.
Sin embargo, apuntó a un plano transversal de demandas sociales que podría verse afectado por esta mirada sesgada, conduciendo incluso a un nuevo escenario de tensión social: “Si hoy es negada sobre todo por la derecha sería una actitud muy irresponsable y miope de las élites, que nos va a conducir a mediano plazo a una presión social que no va a poder ser canalizada a través de las vías institucionales de la política”, explicó.
“Es un cambio político que no significa adoptar una agenda política particular sino abrir la política al juego democrático, con preferencias que se puedan traducir en decisión política y en políticas públicas, lo que no ha permitido la Constitución del 80 o el Tribunal Constitucional y que es una de las causas de la crisis política que hemos vivido estos años”.
En relación al rol que está intentando jugar el Partido de la Gente como referente en una aparente crisis política actual, la académica indicó: “No son buenas noticias para la institucionalización de la política que produce estabilidad y alternativas programáticas claras. Al contrario, lo que ha ocurrido es una crisis muy grande de credibilidad por parte de los partidos políticos y su capacidad de ofrecer plataformas programáticas atractivas. Ese descontento se ha volcado a ofertas muy ambiguas, que son promesas vacías”.
De esa manera también señaló a la dinámica independiente de representación que igualmente carece de plataformas, indicando que lo requerido es la discusión programática sustantiva: “Lo importante es hablar de los temas, sobre cuáles son las políticas que la gente quiere y qué grupos representan esas políticas”, precisó.
En materia de derechos humanos, Claudia Heiss valoró lo dicho por el Presidente Gabriel Boric que no hay dicotomías en condenar las violaciones y en no restar apoyo al combate del crimen: “Condenar las violaciones cometidas por carabineros, no significa restar apoyo para combatir el crimen, hay que tratar de evitar esos discursos maniqueos, reduccionistas, y apuntar a una reforma policial que fortalezca el enfoque de derechos humanos de las policías entendiéndolas como defensoras del orden público y de las personas”.