(Por Arévalo Méndez / Embajador República Bolivariana de Venezuela). Hay dos momentos politicos claves en este asunto: El 27 de febrero de 1989 cuando el pueblo, autoconvocado se fue a la calle y enterró el intento socialdemócrata de imponer el plan neoliberal. El pueblo lo hizo sin dirección ni organizidad pero si con la sabiduría popular a flor de piel. Tal vez el pueblo rechazaba en la distancia a Pinochet.
El levantamiento que conocemos como el “caracazo” hundió a Carlos A. Perez quien terminó defenestrado y hundido en la miseria de la historia. Su propio Partido lo envió a la mazmorra. De ese histórico momento nace el chavismo irreverente y negado a bajar la cabeza ante la prepotencia neocolonialista.
El segundo momento clave ocurre cuando, derrocado Chavez, el pueblo, nuevamente sin dirección ni organizado y nuevamente autoconvocado ejecuta una operación política de reposicionamiento de Chavez en el poder, caso único en la historia de nuestro martirizado continente. El regreso de Chávez a Miraflores fue posible por fusión pueblo-FAN.
Estos fenómenos no son entendidos por el imperialismo y sus acólitos, criollos y no criollos. No logran interpretar el espíritu democrático del pueblo venezolano, por ello, seguirán dándose golpes contra un muro infranqueable.
La derecha criolla no cumplió su tarea, por ello EE.UU. se inventa mes a mes nuevas fórmulas criminales para derribar a Maduro, quien si cumple su tarea, porque la primera tarea de un gobernante demócrata es precisamente, defender la democracia.
Ocurre con la derecha un fatal fenómeno, cuando no se unen, las va mal, cuando se unen, les va peor.
En mi Venezuela es ya imposible que la derecha asuma el poder en una contienda política democrática, eso es más que evidente, no asumirlo así, es una necedad.
Ante esta lacerante realidad, la derecha decantó por la vieja opción golpista, muestra inobjetable de que la derecha criolla si comprende al pueblo, su cultura, sus anhelos, esperanzas y visión política, pero también comprende la derecha que con un perfil popular de tal naturaleza y magnitud, es imposible acceder civilizadamente al poder, en consecuencia decantan por la opción de sangre, la violencia, el crimen económico, el sicariato mediatico y el menosprecio hacia la autodeterminación del noble, valiente y decidido pueblo revolucionario.
EE.UU., y gobiernos atrapados en el dilema de “ser o no ser” han decantado por reeditar la guerra fría tomando Venezuela como epicentro, a la vez que Washington se empeña en disciplinar al continente rebelde que, pasados 500 años, sigue incolumne.
Nadie que pretenda ser objetivo en el análisis puede dejar de lado cuatro asuntos fundamentales. Uno; que entre el pueblo y la FANB no existe unión, existe en realidad, fusion; dos; que EE.UU. está encontrando la horma de sus zapatos, tres; que la democracia si tiene quien le escriba; cuatro; que es evidente la enorme dificultad existente en Venezuela para privatizar el agua, la educación, la salud, los peces, las semillas, el gas, el oro y el petroleo.