Construida hace más de medio siglo bajo el diseño del propio poeta y el arquitecto Fernando de la Cruz, es uno de los lugares más emblemáticos del Archivo Central Andrés Bello. Un espacio en que se realizan constantemente recorridos mediados y en donde los visitantes pueden observar los materiales de la impresionante colección de Pablo Neruda, valioso patrimonio bibliográfico declarado Monumento Histórico Nacional en 2009.

Fue un 20 de junio de 1954, que mediante un acto solemne en la casa del poeta Pablo Neruda, hizo entrega de su biblioteca privada y colección de caracolas a la Universidad de Chile. En la ceremonia participaron autoridades como el Rector de la época Juan Gómez Millas, junto a diversos invitados e intelectuales como Salvador Allende, Volodia Teitelboim, Alejandro Lipschutz, Juvencio Valle, Laura Reyes, Mireya Lafuente, Delia del Carril, Jorge Sanhueza, entre otras y otros.

Bajo esta instancia, Pablo Neruda, señaló “yo fui recogiendo estos libros de la cultura universal, estas caracolas de todos los océanos, y esta espuma de los siete mares, las entrego a la Universidad por deber de conciencia y para pagar, en parte mínima, lo que he recibido de mi pueblo (..) Recogí estos libros en todas partes. Han viajado tanto como yo, pero muchos tienen cuatro o cinco siglos más que mis actuales cincuenta años”.

En detalle, fueron 5.107 libros, en los que se destaca la literatura del siglo XX con sus más grandes exponentes y con publicaciones dedicadas personalmente al poeta y a su esposa Delia. Autores como García Lorca, Alberti, Eluard, Octavio Paz, entre muchos otros, dejaron sus firmas y dedicatorias en algunos de estos ejemplares. Agregado a esto, la donación también fue compuesta por 8.400 caracolas, 155 discos y 263 revistas.

En un principio, permanecieron en el domicilio del poeta, ya que la intención era constituir allí un centro para el estudio de la poesía, dirigido por Neruda, un proyecto que contemplaba que el escritor fuera conservador vitalicio de la biblioteca, en condición de funcionario remunerado por la Universidad de Chile. Sin embargo, esto no se llegaría a concretar y para marzo de 1955, el autor decide que estos materiales sean una donación a la Biblioteca Central, ubicada en la Casa Central de la U. de Chile, espacio que en 1994 pasó a constituir el Archivo Central Andrés Bello.

Los libros y caracolas que había coleccionado Neruda fueron trasladados a la Universidad de Chile y se dispusieron en cubículos separados y resguardados en la Biblioteca. Un representante del escritor, el entusiasta erudito Jorge Sanhueza fue contratado por la institución para que colaborara con el personal especializado en el cuidado de los materiales. En dicha instancia los libros fueron clasificados y catalogados.

Fue así como esta valiosa colección fue destinada a una sala dentro del torreón sur oriente de la casa universitaria, construida de forma exclusiva para almacenar esta colección un espacio diseñado por el propio Pablo Neruda y el arquitecto Fernando de la Cruz en 1970, dentro de la entonces Biblioteca Central.

Cuando se iba a proceder a la instalación de los libros, se indicó que la colección malacológica tenía un valor científico y, por lo tanto, debía conservarse en una institución dedicada a las ciencias del mar o estudios afines. Respecto a esta colección, el poeta respondió que él había reunido las caracolas por su valor estético, como un complemento de belleza para su biblioteca. Por esta razón, se conservaron en la Universidad de Chile y se seleccionaron los ejemplares más hermosos, los que se dispusieron en vitrinas junto a los libros. En la actualidad, parte de estos hermosos ejemplares marinos se encuentran expuestos en la muestra Mollusca. Poesía de Caracolas en la Sala Museo Gabriela Mistral.

Hoy en día, la donación del poeta se ha convertido en uno de los acervos más importantes que resguarda la Universidad de Chile, debido a que permite conocer en distintos ámbitos la figura de Neruda y sus pasiones. En ellos se refleja su amor por el coleccionismo, de la historia natural, los libros antiguos y grabados. Dentro de la sala están almacenadas dos secciones: la biblioteca privada de Neruda de 1954 y la “Serie Nerudiana”, compuesta por publicaciones del escritor y textos acerca de él y de su obra. Sin embargo, los libros de especial valor cultural se resguardan en la Bóveda de Tesoros Patrimoniales del Archivo Central Andrés Bello.

Un aspecto que genera gran interés en el público es la atmósfera y el diseño de este espacio. En este sentido, la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Pilar Barba, señaló que “esta sala se emparenta con las casas del poeta. Es bien característico en Neruda este vínculo con la arquitectura, sus casas son parte de su obra también. Más que elementos arquitectónicos es la búsqueda de una atmósfera creada a través de este mobiliario perimetral, me atrevería a decir que posee una influencia oriental. Posiblemente, haya sido una obsesión de esa época de Pablo Neruda, recordemos que él hace su primer viaje a China el año 1951, después en 1957 y el último en 1961”. Asimismo, añadió que “en este proyecto trabajó con un arquitecto que era amigo suyo, Fernando de la Cruz. Que en ese tiempo estaba más bien dedicado a la decoración”.

Dada su enorme relevancia, la Sala Neruda se mantiene bajo estrictos protocolos de cuidado y control ambiental. “Al ser un espacio de carácter patrimonial, esta sala se monitorea día a día la temperatura y la humedad relativa cuidando que las variaciones fluctúen siempre entre 18 y 22 °C y 40-55%. Actualmente, este lugar cuenta con un perfil ambiental por cada estación del año, lo que permite abordar cualquier cambio ambiental abrupto. La sala posee un protocolo de limpieza y la revisión constante de sus colecciones y mobiliario para frenar a tiempo cualquier presencia de insectos que pudieran ser perjudiciales para la preservación de libros, documentos y mobiliario”, detalló Loreto Millar, coordinadora del Área de Conservación y Patrimonio del Archivo Central Andrés Bello.

El legado vigente de la Sala Neruda

La Sala Neruda es uno de los lugares más emblemáticos del Archivo Central Andrés Bello, un espacio en que se realizan constantemente recorridos mediados en donde las y los visitantes pueden observar los materiales de la impresionante colección de Pablo Neruda. El público tiene la oportunidad de asombrarse de los grabados de los muebles con ilustraciones marinas y mitológicas. “Lo que más destacamos en estas visitas es el carácter de la donación: Neruda plantea en su discurso de donación que quiere devolver al pueblo de Chile todo lo que había recibido a lo largo de su vida. Por lo que es una colección que si bien es custodiada por el Archivo Bello, pertenece al patrimonio cultural de todo el país. Por lo mismo, fue declarado Monumento Histórico Nacional el año 2009”, señaló Nathaly Calderón, coordinadora del Área de Educación y Mediación Cultural del Archivo Central Andrés Bello.

Por otro lado, en los recorridos esta sala se transforma en un espacio de diálogo en torno a la figura de Neruda. “Plantea un espacio abierto para conversar en torno a todas sus aristas, las buenas y las no tan buenas. Y que sirven de gatillantes para abrir otros temas”, agregó Calderón.

“La Sala Neruda alberga una de las colecciones más valiosas del archivo, en términos de importancia cultural e histórica. Neruda fue un gran coleccionista, y la donación de libros que realizó cuenta con ejemplares únicos en el mundo. En los recorridos a la sala también mostramos libros de la colección, en estas instancias las personas pueden ver documentos como el libro más antiguo de la universidad, los borradores de los Sonetos de la Muerte de Gabriela Mistral, entre otros. Ver estos libros junto a la Sala Neruda, hacen que la visita se convierta en una experiencia inolvidable”, señaló Calderón.

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