(Por Carlos Cañete Valenzuela. Cientista Político. Magister en Comunicación y Políticas Publicas. Universidad Arcis). En la actualidad la Inteligencia Artificial (en adelante IA), se ha convertido en una herramienta importante en las decisiones de diversos campos de las cencías sociales, en el cual la política no se excluye. La IA. procesa muchos datos en poco tiempo (Big Data) y genera información útil para tomar decisiones más eficientes. Sin embargo, el uso de la IA plantea interrogantes de gran impacto en las decisiones políticas y como estas generan una pérdida de autonomía en los ciudadanos.
En Chile, el uso de la inteligencia artificial en la política está en sus primeras etapas, pero ya hay preocupación de la intervención de la IA; tal es el caso, del último proceso electoral, como fue el triunfo del rechazo, se usó la herramienta del Big Data, e influenciar a millones de personas con mensajes personalizados sobre sus miedos e inseguridades, de esta forma categórica se produce el triunfo el rechazo por sobre el apruebo (tema para analizar en una próxima columna), una de las principales preocupaciones es que la I.A. puede consolidar sesgos y discriminaciones ya existentes en la sociedad chilena y así aumentar los límites de la participación ciudanía en la toma de decisiones que afectaría, legitimidad del sistema político chileno.
Por otro lado, el uso de la IA también puede aumentar la eficiencia de las políticas públicas, especialmente en área como la salud y seguridad, puesto que la puede, monitorear patrones y predecir posibles amenazas. En Chile algunas iniciativas de estado han comenzado a usar la inteligencia artificial para mejorar la toma de decisiones como es caso en, salud y seguridad, pero es necesario evaluar cuidadosamente los efectos a largo plazo que puedan tener en la democracia. La inteligencia Artificial Puede cambiar significativamente la forma de toma de las decisiones en la política influyendo directamente en el carácter de la democracia, sin embargo, es fundamental que los ciudadanos sean los que tengan el control de las decisiones políticas y que se utilice la inteligencia artificial de manera responsable y ética para que contribuya positivamente en la toma de decisiones.
La preocupación por el uso de la inteligencia artificial en la política no solo un problema a nivel nacional sino también internacional. En Estados Unidos se usó la IA, en la campaña política para perfilar a los votantes hacia un candidato, con la técnica de microsegmentación, vía inteligencia artificial que definió las elecciones presidenciales de 2016 en favor de Donald Trump y sus efectos todavía están siendo analizados.
La inteligencia artificial puede tener importantes implicaciones para las elecciones en todo el mundo, ya que los partidos políticos y los candidatos pueden hacer un mejor uso de los datos para atraer a los votantes y obtener una ventaja en las elecciones.
Por otro lado, el uso de la inteligencia artificial nos plantea una pregunta de quién es la responsabilidad de las decisiones tomadas por sistemas automatizados. ¿Pueden los ciudadanos tomar conciencia que su decisión esta influenciada por la inteligencia artificial, y por otro lado, el carácter de legitimidad del proceso de toma de decisiones? estas preguntas son importantes y necesitan ser abordadas antes de que se masifique el uso de la inteligencia artificial.
La inteligencia artificial viene acompañada de la técnica, como lógica que interviene en las relaciones humanas, es decir, la tecnocracia como método de toma de decisión final, apareciendo el pensar experto cómo la verdad absoluta, en esta sociedad del rendimiento, donde sus principios fundamentales están dados por la eficiencia y eficacia en el quehacer diario de los ciudadanos. En la sociedad actual, la política sufre un cambio, ya no está en la esfera de los fines, donde la política ejerce su quehacer poder, sino que transita hacia los medios, logrando el alejamiento del pueblo hacia la política, generando la crisis de la política actual.
Sociedad de rendimiento:
La sociedad del rendimiento es un concepto que surge en la era de la globalización y la tecnología digital, se refiere a una sociedad que se valoran principalmente los resultados, el éxito la eficiencia en todas las áreas de la vida, desde el trabajo, educación y el entretenimiento. En esta sociedad el pueblo, se ve a sí mismo emprendedor, fomentando la competencia y el individualismo, en reemplazo de la solidaridad y el bien común, el estrés de conseguir más y más, lo lleva a la angustia y el agotamiento. Antes de llegar a la sociedad del rendimiento, vivimos disciplinaria, (Michel Foucault) basada en la norma, la jerarquía y el control. La sociedad disciplinaria se caracterizó por la centralidad de la relación con el pueblo desde las instituciones disciplinarias tales como la escuela el ejército, la prisión, el ejército, etc.
En la sociedad disciplinaria se ejercía, el control social, por medio de la vigilancia y la imposición de normas y la descalificación de la diferencia. Las personas se rigen por las normas y la obediencia, quedando desplazada la creatividad en las personas.
Concluyo que el uso de la inteligencia artificial en la política provee fuertes trasformaciones en relaciones sociales, con fuerte impacto en la política que aún no alcanzamos a dimensionar, pero ya podemos ver el procesamiento de grandes volúmenes de datos para anticipar el comportamiento humano.
Las 2 áreas que modificaran el sentido de la política durante el presente siglo son: Los sistemas más inteligentes y las tecnologías más integradas. El gran dilema hoy está en decidir si nuestras vidas deben estar a merced, de poderosos algoritmos digitales. Cómo integrar los beneficios de la inteligencia artificial con los principios de libertad de elegir, que constituyen la esencia de la organización de un sistema democrático, ese es el desafío que hoy la democracia esta interpelada.