“Hay que luchar, luchar y seguir luchando, aunque en ello se nos vaya la vida”.
Esta es una frase pronunciada por la dirigente comunista, Gladys Marín, que pareciera hacer eco hoy, dado los acuciosos momentos que estamos viviendo quienes pensamos y creímos que se lograría un nuevo país, y que ese paso comenzaba con la consecución de una nueva carta magna que rigiera el destino de la nación.
Sin embargo, la historia, las y los ciudadanos que votaron decidieron otra cosa.
Podemos intentar buscar distintas respuestas a este resultado, y que al momento de escribir esta reseña sigue latente esa “herida”. Por ello es que me puse a pensar en alguien que a pesar de tener todo en contra, siguió incólume a sus ideas, a sus anhelos y a su férreo deseo de tener una mejor patria y país.
“Espérame y volveré,/ no hagas caso/ de quienes insisten/ en que es hora de olvidar”, esos versos del poeta ruso Konstantin Simonov, se los escribe en una de sus cartas su marido Jorge, cuando ella y él se encuentran en la clandestinidad y ella, por sus seguridad, debe permanecer exiliada en Moscú. Y pareciera que es el momento de saber esperar para volver, cómo Gladys supo hacerlo.
En este libro biográfico, crónica de una época y narración de un sentido de vida, el periodista Richard Sandoval deja volar una pluma que reconstruye la totalidad de la vida de un personaje popular e insigne en los momentos más álgidos desde octubre del 2019, pese a que el 04 de septiembre de este año nos quisieron hacer creer que terminó y que se vienen otros caminos. Pero volviendo al inicio de esta columna y al recuerdo de marchas y movilizaciones pasadas, traigo a la palestra una frase tan enmarcada: Lucha como Gladys.
Ante la persecución política que cae sobre toda la izquierda chilena después del golpe militar, una de las medidas más estrictas de seguridad era mantener la serenidad, la compostura, y ante ello: la disciplina. Gladys sabe que esa será la única forma de sortear esos amargos momentos. Y cito el libro, ante un encuentro programado con su marido en plena represión, con los ojos militares puestos sobre sus cabezas como máximos dirigentes del partido comunista en ese entonces.
(…) “Solamente un hola. Nada más puede salir de su boca. Ella lo sabe y está segura de poder cumplir. La disciplina nunca ha sido su problema. Si llega a detenerse, si llegase a caer presa del deseo de un abrazo, de sentir el calor de la piel familiar y el aroma del hombre que ama, la vida de ambos se pondría en riesgo inmediatamente. Simplemente un hola. Nada más puede salir de su boca. Sus piernas jamás podrán detenerse sobre la vereda señalada.” (…)
Porque en estos momentos no sabemos qué pensar, qué decir, qué hacer. Las reacciones han sido variadas, y en donde la autocrítica debe tener un lugar preponderante para entender los resultados del plebiscito de salida. Entonces nos preguntamos: ¿qué hubiera dicho o hecho Gladys Marín? Porque hoy parece más fácil renegar de todo: de los derechos sociales, de la naturaleza, del respeto irrestricto a la comunidad LGTBIQA+, del gobierno democráticamente electo y un sin fin de cosas que creíamos que todo Chile también anhelaba. Y con la lectura de este libro, tiendo a pensar que ella seguiría al pie del cañón.
Fue la primera candidata mujer a la presidencia, la primera dirigente comunista que establece lazos fraternos y políticos con la comunidad de las disidencias sexuales, su programa político apuntaba a intentar resolver muchos de los motivos que dieron la chispa para octubre de 2019 y así un sin fin de cuestiones más. Que con la pluma de Richard Sandoval vamos descubriendo y la vez, insuflando energía y ánimo para continuar.
Ella siempre escribió a mano y en los peores momentos personales y políticos que vivía el país, no dejó de trabajar: desde reunir ayuda en el extranjero y denunciar la represión política de la dictadura, en democracia por exigir verdad y justicia ante los crímenes cometidos (fue la primera en demandar ante tribunales civiles a Augusto Pinochet), pelear por la presidencia y al momento de descubrirse su enfermedad, luchar por su dignidad hasta el final. Estuvo y estará ahí, como un susurro constante.
Leer este libro, puede devolverte el ánimo en estos momentos y ayudar a reconstruir la confianza en que queremos un mundo mejor para todas y todos, a pesar de que a veces la marea nos haga retroceder, sin nos mantenemos firmes en los propósitos, no hay batalla perdida, sino que lecciones aprendidas para seguir caminando hacia un mejor futuro. Su lectura me recordó todo ello y ayuda a mirar todo en una perspectiva más grande que tú, que yo y de esto momento que estamos atravesando.
No dejes de luchar.
Lucha como Gladys.
“La sonrisa de Gladys” de Richard Sandoval
Editorial Planeta
228 páginas.