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Viruela Símica: Expertos explican las consecuencias de estigmatizar a una comunidad producto de la enfermedad

Recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó a evitar cualquier estigmatización de una comunidad en particular producto del brote de viruela símica, apuntando a que esto podría esconder el contagio y propagar aún más la enfermedad­­­.

Fotografías y videos: https://bit.ly/3OZaEU2

El avance de la Viruela del Mono o Viruela Símica ha ido escalando lentamente hasta volverse preocupante. En Chile ya suman sobre 70 casos comprobados y han aparecido algunos en regiones donde no existía el virus, como es el caso de O’Higgins.

Esta rapidez en la propagación llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a realizar dos llamados: a las personas gays, el grupo más afectado por el virus, que reduzcan el número de parejas sexuales; pero además evitar el estigma hacia esta comunidad, que llevara a esconder el contagio y permitir que la enfermedad se propague aún más.

De aquello surge un tema fundamental que ha acompañado a este brote desde sus inicios: el estigma a un grupo social específico.

“Recuerda un poco la historia en el inicio de la pandemia de VIH SIDA. Inicialmente se construyó un estigma y un prejuicio respecto de quiénes eran las personas que sufrían el VIH. En esos momentos eran personas que tenían una orientación sexual distinta”, recuerda Rubén Alvarado, académico de la Universidad Estatal de O’Higgins (UOH).

El médico cirujano y Doctor en Psiquiatría y Cuidados Comunitarios agregó que es momento de “aprender de esa lección y, dado que esta enfermedad tiene una forma de contagio similar, evitemos pensar que las personas que sufren de viruela del mono puedan ser personas de una orientación sexual en particular. Cualquiera podría llegar a contagiarse, por el solo hecho de tener contacto con alguien infectado”.

Para la doctora en Psicología Clínica y de la Salud y académica UOH, Camila Oda, las implicancias de asociar las campañas preventivas solo a ciertos grupos de la población, son múltiples y de diversa índole. “Por un lado, este tipo de acciones contribuye significativamente a la estigmatización de ciertos grupos, en este caso al grupo de hombres que tiene relaciones sexuales con hombres, la cual, además de tener distintos efectos nocivos para la salud, tanto fisiológicos como en términos de salud mental, tiene el efecto paradojal de aumentar significativamente la probabilidad de que, en caso de sospechar presentar un problema de salud, las personas afectadas eviten y retrasen activamente el asistir a un servicio sanitario para su pesquisa, por el temor a recibir malos tratos, o a ser clasificado como una persona promiscua o poco cuidadosa, por ejemplo”, aclara la experta.

La psicóloga también explica que, al centrarse en colectivos considerados de riesgo, “aumenta la probabilidad de que otras personas sean subdiagnósticadas o piensen que por no pertenecer a estos grupos están indemnes de desarrollar la enfermedad, como ya ha pasado frente a cuadros como el VIH en el pasado”.

“Una de las estrategias que se podría utilizar es centrar la prevención en las conductas de riesgo y no en determinados sectores de la población, pues en relación a las prácticas sexo-afectivas, éstas pueden llevarse a cabo independiente de cual sea la orientación sexual, al igual que las medidas profilácticas que tomemos”, finaliza la académica UOH.

Contagio y síntomas

Según explica la epidemióloga y académica del Instituto de Ciencias de la Salud UOH, María Teresa Solís, el periodo de incubación de la enfermedad, es decir el tiempo entre la infección y la aparición de los síntomas, suele ser de 6 a 13 días, aunque puede variar entre 5 y 21 días.

“Las personas con la enfermedad son contagiosas mientras tienen síntomas, normalmente entre las primeras dos y cuatro semanas.  Las erupciones, los fluidos corporales (como fluidos, pus o sangre de lesiones en la piel) y las costras son particularmente infecciosos. Es por eso que se hace énfasis en evitar el contacto estrecho de las personas infectadas, lavado de manos y uso de equipo de protección personal si es necesario”, explica la Dra. Solís.

La Doctora en Salud Internacional también aclara que la viruela del mono es una enfermedad causada por un virus de la misma familia que la viruela. “En ese sentido los síntomas suelen ser similares, aunque más leves. En un primer periodo de la infección (de los 0 a 5 días), se puede presentar fiebre, dolor de cabeza intenso, inflamación de los ganglios linfáticos, dolor lumbar, dolores musculares y falta de energía”, explica la experta.

“Posteriormente pueden aparecer unas erupciones en la piel, entre 1 a 3 días después de la fiebre y tiende a concentrarse en la cara y las extremidades (manos y pies). También pueden afectarse las mucosas orales, los genitales y las conjuntivas”, puntualiza la Dra. Solís.

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