Un retrato íntimo en la historia de tres generaciones de mujeres enfrentadas a distintas etapas de la vida en una antigua casa de Ñuñoa.
En el espacio de Función Vermú, se comenta cómo surge la película a partir de la historia de los abuelos de su directora, Valentina Reyes, los que fueron diagnosticados de Alzheimer, debiendo dejar su casa y la memoria que habían construido en torno a ella durante 50 años.