Mientras escribimos estas líneas, hace 47 años se bombardeaba la Moneda. En ella el Presidente Allende defendía estoico la constitución, la democracia y un proyecto que ponía su centro en la solidaridad entre las personas, las comunidades y los pueblos.
La derecha política, económica y militar con el odio, la mentira, la cobardía moral que la ha caracterizado a largo de la historia, destruía momentáneamente un sueño, destruía las risas, los abrazos, la dignidad recuperada.
El presidente Allende no traicionaría al pueblo, permanecería fiel a su proyecto, ¡cuanto valor, entereza moral y consecuencia, había en sus actos!
Sabía que la muerte lo acechaba, como no saberlo si por tierra y aire, con la aviación, infantería y artillería disparaban directo al mayor baluarte visible de la Unidad Popular. Esa era la forma como los cobardes descansarían, con el crimen de un Presidente que trajo esperanza a los pobres y desvalidos.
Sin embargo, pese a todos los cambios que posteriormente sufrió nuestra patria, en pos de una transformación capitalista de la economía, de la estructura social y de las personas, todo fundado en el utilitarismo, nihilismo, hedonismo. El proyecto de un país, un mundo, fundado en la solidaridad, la justicia social para lograr la paz social, no moriría con el presidente Allende, su muerte sería una semilla que germinaría una y otra vez, hasta hoy.
Nuestro mejor homenaje al Presidente Allende es el logro de la unidad política y social del pueblo y sus organizaciones, una tarea pendiente ya que en la Izquierda tenemos una capacidad impresionante para dividirnos, descalificarnos, para hacer valer nuestras miradas como si ellas fueran la verdad absoluta a la que los otros deben someterse casi religiosamente, para hacer prevalecer los intereses egoistas, personales e institucionales.
Tenemos el deber histórico y ético de aprender de nuestros errores, no podemos después de 47 años seguir reproduciéndolos, nuestro mejor homenaje al Presidente Salvador Allende es construir la unidad de la izquierda sobre la base de un proyecto político y de un programa que tenga su fundamento en los tratados de derechos humanos, en la doctrina y jurisprudencia a que éstos han dado lugar.
Honor y gloria a usted Presidente Salvador Allende, nos hace falta el metal sereno de su voz y la consecuencia de su palabra y sus actos. Vivirá eternamente en el corazón y en la mente de mujeres, hombres y pueblos que luchan por la dignidad y la igualdad.
Hoy más que nunca, Ven-seremos.
DIRECCIÓN NACIONAL DE LA IZQUIERDA CRISTIANA
FERNANDO ASTUDILLO BECERRA
(Presidente)
HÉCTOR SOTO
HUMBERTO GONZÁLEZ
KAMILA MORGADO
JOCELYN SOTO