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La dura realidad del adulto mayor campesino en Chile

Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) el 13% de los chilenos y chilenas vive en zonas rurales. Sin embargo, datos de la OCDE de 2014 indican que esta cifra es mucho mayor, alcanzando un 35% de la población total, es decir, casi seis millones de personas. Un tercio de este grupo, de acuerdo a cifras entregadas por la Confederación Nacional Campesina y Trabajadores del Agro de Chile (Conagro), son adultos mayores.

La calidad de vida de la tercera edad en zonas rurales se ve afectada a nivel económico y social. Explica Óscar de la Fuente, presidente de la Conagro, que una de las mayores dificultades es el sistema previsional con el que cuentan, que no está diseñado para las particularidades del mundo campesino, ya  que no considera los regímenes de trabajo de la pequeña agricultura, muchas veces informal y sin cotizaciones. “Trabajan toda su vida y después, cuando ya no están en condiciones de hacerlo, deben sobrevivir con bajas pensiones asistenciales y de mala calidad”, indica el dirigente.

Ser anciano y campesino significa sortear todos los días las complicaciones de un sistema de transporte deficitario. Es común que en las zonas más alejadas de los centros urbanos la movilización tenga poca frecuencia, con buses que paran una o dos veces al día, y en algunos casos, solo tres veces por semana. 

Con esta realidad es incompatible, por ejemplo, asistir a controles médicos o retirar medicamentos, ya que el horario de los buses muchas veces no coincide con el de las atenciones médicas, que por lo general son en la mañana. Además, los adultos mayores manifiestan que en las postas rurales no cuentan con la cantidad adecuada de profesionales y que los servicios de salud carecen de las medicinas básicas para sus tratamientos por enfermedades crónicas.

Todas estas situaciones, más el factor del abandono y la ausencia de redes de apoyo debido a las condiciones geográficas en las que viven, motivaron a la Conagro a visibilizar esta problemática que, a su juicio, no están siendo abordada por las políticas públicas. “A nivel gubernamental no hay iniciativas focalizadas para la tercera edad en los sectores rurales. Las políticas del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) son generalizadas y necesitamos algo acorde a las necesidades de este grupo”, indica De la Fuente.

Para la Conagro, organización que también tiene en sus filas a campesinos de avanzada edad, algunas de las prioridades deben ser la creación de nuevos centros de acogida, una reforma al sistema de pensiones que considere el trabajo rural, activación de nuevos mecanismos que faciliten las atenciones médicas y los traslados a los centros de salud, entre otras demandas. Por eso, “esta campaña apunta a sensibilizar con un problema que vive un sector importante del país, que dio su vida al servicio de la producción de alimentos y que hoy llega a su edad adulta en condiciones de miseria”, indican.

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