- Un análisis del Observatorio Regional de la Universidad de O’Higgins revela las características, emociones y demandas políticas del 19,7% del electorado que respaldó al excandidato presidencial Franco Parisi, hoy clave para la segunda vuelta entre Jeannette Jara y José Kast.
La sorprendente votación obtenida por Franco Parisi —2.552.649 sufragios, equivalentes al 19,71% según el Servel— lo posicionó como el tercer candidato más votado y lo instaló como un actor determinante en el desenlace de la elección presidencial que enfrenta a Jeannette Jara y José Kast. El fenómeno abre dos preguntas inevitables: ¿quiénes votaron por él? y ¿qué explica su conexión con más de dos millones y medio de personas pese a no pisar el país durante la campaña?
Un estudio del Observatorio Regional de la Universidad de O’Higgins (UOH), complementado con datos de la encuesta nacional Laboratorio para la Democracia de la Fundación Horizonte Ciudadano, entrega una radiografía del electorado que adhirió a su discurso contra los partidos tradicionales, sintetizado en el lema “Ni facho ni comunacho”.
Inclinación al centro
Según los datos recopilados, el 66% de quienes votaron por Parisi son hombres. Además, el 45% se desempeña en trabajos manuales calificados o poco calificados, y un 25% está inactivo laboralmente.
En términos ideológicos, el 56% de su electorado se identifica con el centro político y un 30% con la derecha. Solo un 5% se declara de izquierda. Socioeconómicamente, se trata mayoritariamente de personas entre 30 y 54 años, pertenecientes a sectores populares o de clase media baja, con condiciones económicas ajustadas y trabajos manuales o semicalificados.
Más soluciones que ideologías
Para el director del Observatorio Regional de la UOH, Eolo Díaz-Tendero, el electorado de Parisi se caracteriza por una “identidad ideológica difusa”, donde no existe un vínculo sólido con ningún sector político tradicional.
“La política les interesa solo cuando afecta directamente su economía. Desconfían de las élites y no se reconocen ni de izquierda ni como parte orgánica de la derecha. Su voto funciona como una forma de expresar malestar y exigir reconocimiento”, explica.
De acuerdo con el análisis, los votantes de Parisi participan de la política no por convicción ideológica, sino por la expectativa de respuestas prácticas a problemas concretos.
“Ven el progreso como resultado de su esfuerzo personal. Esperan líderes que se atrevan a correr riesgos y resuelvan problemas visibles. Quieren soluciones concretas, pero también la capacidad de construir acuerdos”, afirma Díaz-Tendero.
Política como tristeza, asco y miedo
Otro aspecto relevante del estudio son las emociones que la política despierta en este grupo: el 54% la asocia con tristeza; el 15% con asco; el 10,8% con miedo; y solo el 7,5% con confianza.
“Esto responde a una historia de agravio y menosprecio. Son personas que sienten que han cumplido las reglas, pero no han sido reconocidas. Ven la política como un espacio donde otros —los privilegiados, las élites— avanzan, mientras ellos quedan atrás”, concluye el director del Observatorio.




