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Más diálogo y menos recetas fáciles: Centro de estudios COES realiza talleres con estudiantes en el marco del voto obligatorio

“De las Salas a las Urnas” se llama la iniciativa que realizó el Centro de Estudios de conflictos y cohesión social, COES, con estudiantes de enseñanza media para reflexionar sobre la participación cívica juvenil, la democracia y el voto obligatorio.

“En tiempos en que la política no es un tema muy popular”, comenta Claudia Heiss, investigadora adjunta de la línea Conflicto Político y Social del Centro de Estudios de conflicto y cohesión social, COES, “son relevantes los esfuerzos de formación ciudadana y de convivencia ciudadana”:

“La gente ve la política con desconfianza, repulsión, porque se asocia a la corrupción al aprovechamiento de los fondos públicos”:

Las actividades se realizaron en 3 colegios -públicos y particulares- de la Región Metropolitana con jóvenes de 17 y 18 años y que están terminando la enseñanza media.

La tríada democrática

La investigadora señaló que el trabajo desarrollado incluyó la reflexión de conceptos como democracia, elecciones, conflicto, combinado con actividades basadas en dilemas concretos y cotidianos donde fue posible apreciar las conexiones y diferencias entre el espacio público y el espacio escolar: “Creo que ahí surge la vinculación de la política y ya no como algo lejos de la vida diaria”, desataca Heiss:

Asimismo, la investigadora resalta que las y los jóvenes vivieron una experiencia de lo que es un proceso deliberativo que requiere e involucra a un conjunto de personas y cuya experiencia se distancia del tópico que decida el que sabe.

“Eso es lo interesante que en la conversación cuando uno llega con una idea preconcebida, al conversar puede contrastar puntos de vistas distintos y surge información nueva que no tenía”.

Desde los casos concretos los estudiantes abordaron conceptos más generales como el de deliberación pública, agrega, y de cómo el proceso político ayuda en una democracia a construir una deliberación en el órgano que va a tomar la decisiones como el Parlamento y otros.

Pero también hay una deliberación que está fuera, plantea Heiss: “Está en la ciudadanía, en los medios, en las organizaciones sociales, en la sociedad. Entonces la deliberación puede convertirse en un punto de encuentro entre visiones distintas y de formación de opinión y no de mera transmisión de ellas”.

Otro punto del taller consistió en realizar una reflexión crítica sobre el voto en relación con la representación:

“Una cosa es la representación lo que no significa que se va para la casa por los próximos 4 años”, precisa sobre la implicación de la ciudadanía en los asuntos colectivos, más allá de la emisión de un voto, lo cual “tiene que ver con la participación política”, aclara.

“Con eso pudimos establecer que la democracia representativa tiene al menos estos componentes de representación, participación y de deliberación. Los tres son interdependientes, no se puede menoscabar uno en el nombre del otro”.

Alerta con las recetas fáciles

“Cuando la gente piensa que lo que pienso da lo mismo porque no va a tener ninguna incidencia, no tengo ningún incentivo para saber de lo que está pasando, porque eso parte del punto de partida que mi opinión da lo mismo”, advirtió la académica sobre la autoeficacia política y su relación con la información.

“En una democracia los ciudadanos no podemos ser impotentes. No podemos tener esta sensación de que da lo mismo. La base del sistema político es la soberanía que reside en el pueblo y la ciudadanía descansa principalmente en la capacidad de incidir en los asuntos que nos afectan”.

También se refirió a la interdependencia de la sociedad humana que lleva a pensar en los vínculos de la comunidad política respecto de los individuos y de los individuos con la comunidad política: “Creo que eso esa una muestra de cómo la concepción de cómo nos relacionamos entre las personas influye en decisiones ideológicas y políticas y que no están separadas ambas cosas”:

“Muchas veces por no haber reflexionado esos problemas parece que los temas fueran simples y esa idea muchas veces puede llevar al autoritarismo”, acota la investigadora: “puede llevar a visiones populistas y a esta idea de que yo tengo la respuesta -y saltémonos todas estas molestias del Congreso, de las elecciones que no sirven para nada: yo voy a resolver los problemas- que sabemos es una receta para el autoritarismo”.

“Hemos visto que en el mundo este tipo de entender la política va en alza y se llama erosión democrática. Ante eso requiere mucha conversación, sobre todo el diálogo con la ciudadanía y con las personas más jóvenes que se están incorporando a votar”, precisa también la académica.

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