- La investigación analiza cómo dos reconocidas influencers desafían estereotipos y resignifican el valor de la diversidad expresiva en ecosistemas digitales.
El estudio dirigido por la Universidad de O’Higgins (UOH) titulado “Una aproximación discursiva multimodal al translenguaje y la identidad en las redes sociales chilenas”, reveló que plataformas como Instagram, también constituyen espacios para reivindicar la riqueza de las lenguas de comunidades migrantes, o de pueblos originarios, como el mapudungun o el créole.
La investigación liderada por la académica y directora del Instituto de Ciencias de la Educación, Carolina Pérez, propuso comprender las estrategias lingüísticas y códigos visuales utilizadas en las redes sociales de Isleña Antumalén y Sadie Joseph, dos reconocidas influencers mapuche y haitiana respectivamente, que trabajan para ampliar las voces de identidades culturales históricamente marginadas, según indica la experta.
“Nuestra investigación basada en los estudios Críticos del Discurso Multimodal nos permitió analizar cómo estas dos influencers, emplean el español junto a sus lenguas originarias y adicionales para validar sus identidades culturales. Ambas desafían la idea de una única forma correcta de hablar, reconociendo las variaciones lingüísticas que forman parte de su identidad a través del translenguaje, entendido como un repositorio lingüístico, en vez de un sistema único e individual”, explica la académica.
Desafiando estereotipos
La Dra. en Lingüística, señala que este análisis crítico del discurso multimodal en las redes sociales de Joseph y Antumalén revela que la identidad no se construye solo a través de palabras, sino mediante gestos, imágenes, música y símbolos, que expone diversas formas de comunicación: “lo que decimos, cómo lo decimos, cómo nos vestimos, qué canciones usamos en nuestros reels, qué emojis elegimos o cómo escribimos”.
Este translenguaje, según indica la experta, además de reflejar la complejidad cultural de quienes buscan visibilizar su herencia lingüística, rompe con narrativas hegemónicas y estereotipadas. “La cantante Isleña Antumalén, realiza un trabajo potente en sus redes sociales al resistir una mirada colonial sobre los pueblos indígenas, apropiándose de su identidad desde una dimensión espiritual, cultural y estética que revaloriza su singularidad. En cambio, la activista haitiana, Sadie Joseph, utiliza su experiencia como estudiante de Derecho de una universidad chilena para desafiar los prejuicios sobre el mal uso del español y denunciar las barreras que enfrentan las mujeres afrodescendientes y migrantes en Chile”, detalla la doctora.
La analista señala que el estudio también evidencia cómo el Sur Global aporta nuevas perspectivas sobre el lenguaje, la identidad y el colonialismo cultural, donde el translenguaje se convierte en una herramienta de empoderamiento para distintas culturas, como bien se distingue en la labor de estas “influencers quienes demuestran que hablar, escribir o cantar en distintas lenguas puede ser una forma de resistencia, una manera creativa de ampliar sus audiencias y de cuestionar jerarquías lingüísticas y sociales muy normalizadas en Chile, tanto en el espacio público como en el privado”, sostiene la profesora.
Aulas abiertas
Para la docente, este estudio también invita a repensar la enseñanza del lenguaje en Chile, integrando la diversidad lingüística como un valor y no como una desviación. Reconoce que las prácticas de translenguaje podrían fortalecer los procesos educativos en contextos multiculturales y promover una comunicación cada vez más integradora.
“En Chile suele repetirse la idea de que hablamos mal, lo que invisibiliza la riqueza lingüística del país y refuerza prejuicios hacia quienes hablan otras lenguas o variedades del español. Este estudio nos impulsa a cuestionar la noción de corrección lingüística y a entender que cada lengua y cada forma de hablar son reflejos de experiencias y memorias. En ese sentido, las redes sociales se transforman en aulas abiertas donde se puede enseñar a valorar la diferencia, las diversidades culturales, y la riqueza de los distintos idiomas y formas de expresión”, concluye la científica social.




