· El contrabando de más de un millón de huevos desde Bolivia en el primer semestre de 2025 no solo afecta a la industria avícola chilena, sino que representa una seria amenaza para la salud pública y la bioseguridad nacional, advierte la experta.
La reciente incautación de más de un millón de huevos de contrabando en la frontera norte del país ha encendido las alertas sanitarias. Paula Toro Mujica, académica del Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3) de la Universidad de O’Higgins (UOH) explicó que el ingreso ilegal de huevos sin trazabilidad ni control sanitario “representa un riesgo grave para la sanidad animal, la inocuidad alimentaria y la salud pública del país”.
La especialista detalló que, al desconocerse el origen, condiciones de almacenamiento y transporte de estos productos, no es posible verificar su estado sanitario. “Los huevos pueden estar contaminados con microorganismos patógenos como Salmonella spp., capaces de provocar enfermedades gastrointestinales en humanos”. Además, advirtió que esta situación podría facilitar el ingreso de enfermedades exóticas como Influenza Aviar de Alta Patogenicidad o Newcastle, comprometiendo el estatus sanitario del país.
Desde el punto de vista económico, la académica subrayó que esta práctica ilícita genera competencia desleal, al situar los precios de venta por debajo de los costos de producción nacionales actuales. “Esto impacta negativamente en la sostenibilidad de los pequeños y medianos productores, que sí cumplen con los estándares exigidos”, enfatizó.
Para hacer frente a esta problemática, la Dra. Toro Mujica propone fortalecer los controles fronterizos con más recursos humanos y tecnológicos, endurecer las sanciones legales y mejorar la coordinación entre organismos como Aduanas, SAG, Ministerio de Salud, Carabineros y PDI. Además, enfatiza la necesidad de realizar campañas educativas ciudadanas que alerten sobre los riesgos del consumo de huevos de origen desconocido.
Hacia una certificación de huevos con identidad regional
En línea con el fortalecimiento de la trazabilidad, Paula Toro subrayó que no es posible identificar visualmente si un huevo proviene de una producción certificada. “Las características externas como el tamaño o color no entregan información sobre su calidad o estado sanitario”, explicó, valorando los sistemas europeos que marcan cada huevo con un código de origen.
En este contexto, la Universidad de O’Higgins está desarrollando una innovadora iniciativa. “Desde el Instituto ICA3, y gracias al financiamiento del Gobierno Regional de O’Higgins, estamos trabajando en un protocolo de certificación de calidad integral de huevos, que permita identificar su origen, condiciones de producción y atributos sanitarios”, destacó la académica.
Este protocolo busca entregar una certificación institucional que reconozca y promueva los sistemas sostenibles de producción de huevos en la región, contribuyendo así a una oferta más segura, trazable y competitiva para consumidores y productores locales. “Nuestro objetivo es ofrecer herramientas que no solo protejan la salud pública, sino que también valoricen el trabajo de quienes producen de forma responsable en la Región de O’Higgins”, concluyó.