- GPS Ciudadano de Datavoz revela cómo se ven las personas mayores de 65 años en Chile… y cómo las ve el resto. El informe rompe prejuicios, desafía estereotipos y plantea una profunda reflexión generacional sobre el envejecimiento, la autonomía y el rol del Estado.
¿Cómo se ven los mayores de 65 años en Chile? ¿Qué tan distintos son sus juicios de los que tienen los más jóvenes? EL GPS Ciudadano, elaborado por Datavoz, ofrece interesantes y llamativas respuestas: los mayores de 65 años se consideran activos, autovalentes y muy lejos de la idea de ser una carga para sus familias.
Uno de los hallazgos más categóricos es que el 84 % de ellos está totalmente en desacuerdo con vivir en un hogar de ancianos, mientras que solo el 53 % de los menores de 65 años comparte ese rechazo. Una brecha de más de 30 puntos que abre preguntas profundas sobre la percepción que unos y otros tienen sobre envejecer.
El estudio, que incluyó a más de 1.200 personas, también muestra que un 85 % de los adultos mayores declara no tener ninguna dificultad para realizar actividades cotidianas, desde la higiene personal hasta el uso de redes sociales. Incluso el 90 % señala que se maneja bien con WhatsApp y otras plataformas digitales.
“Los datos nos hablan de una población mayor más autónoma de lo que solemos imaginar. Los viejos saben lo que quieren, y también lo que no quieren: no sentirse una carga, no vivir en un hogar de ancianos, no ser invisibles”, señala Eduardo de la Fuente, Socio Director en Consultoría Social y de Mercado de Datavoz.
Respecto a la dimensión económica, un 58 % declara que sus ingresos cubren totalmente sus gastos, aunque con diferencias importantes por género: 63 % en hombres y 53 % en mujeres. Solo un 21 % reporta recibir ayuda económica de familiares o cercanos.
En cuanto al rol del Estado, el estudio también revela que no existe un consenso claro sobre si debería asumir plenamente el cuidado de los adultos mayores. Solo un 26 % de los mayores y un 28 % de los más jóvenes están “totalmente en desacuerdo” con que el Estado libere a las familias de esa responsabilidad, lo que sugiere un debate abierto y no resuelto.
“La encuesta instala una pregunta incómoda y necesaria: ¿Cómo vemos a las personas mayores y cómo nos veremos a nosotros mismos cuando lo seamos? La diferencia no es solo de edad, es también de mirada, de empatía y de prioridades”, enfatiza Eduardo de La Fuente.