La Fundación Victor Jara inició su historia con una ceremonia en Quinquén, Lonquimay, en 1994, porque a ese lugar había viajado Victor en 1972 para investigar la historia de la matanza de Ranquil. En estos días se cumplen 31 años de esa ceremonia, y el mismo lugar sigue siendo escenario de violencia por parte del Estado. La Fundación no puede celebrar.
A fines de 1972, Victor Jara quería hacer una obra musical relacionada con la matanza de Ranquil de 1934, una historia que se conocía poco. En 1941 se había publicado en una novela (Ranquil, de Reinaldo Lomboy) y en 1969, en el mismo ITUCH donde trabajaba Victor, se había estrenado la obra Los que van quedando en el camino, escrita por Isidora Aguirre. Tres años después, él quería hacer un disco con esa historia, tal como lo había hecho anteriormente con La población, que compuso y escribió a partir de conversaciones con pobladores y pobladoras. Por eso, en noviembre de 1972 viajó unas semanas a Lonquimay para conocer de cerca cómo y dónde había ocurrido ese oscuro episodio.
La matanza de Ranquil fue el desenlace de un conflicto que iniciaron los hacendados de Lonquimay a fines de los años 20, cuando expulsaron a colonos y pehuenches que vivían en las que consideraban sus tierras. Fueron apoyados por el gobierno de Arturo Alessandri, y en julio de 1934 hubo un enfrentamiento en uno de los puentes del río Ranquil, donde el ejército y grupos de civiles asesinaron a más de cien campesinos
Cuando Victor Jara visitó el lugar, conoció a comunidades pehuenche e investigó sobre sus vivencias y su cultura, pero no pudo terminar el proyecto porque fue asesinado a los pocos meses. Por eso, cuando Joan Jara encabezó la creación de la Fundación Victor Jara en 1993, propuso hacer allí un encuentro, como una manera de continuar el acercamiento que Victor había emprendido con la historia de este territorio. Visitó la comunidad de Quinquén, y en la semana santa de 1994 viajó con la familia, músicos y amigos para iniciar allí la vida de la Fundación.
Juan Bautista Meliñir, entonces Presidente de la comunidad, recordó así ese día en el libro Víctor Jara. Te recuerda Chile (2003):
«El día de la inauguración vino la señora Joan con harta gente, hartos músicos. Hasta cantó el gran René Inostroza. El acto empezó con un guillatún a las 4 de la madrugada. Estaba lloviendo. Con nuestro rito rogamos ante Dios para que el proyecto de la Fundación saliera bien, que tuviera futuro y también por el bien de la familia Jara, el de nuestra comunidad y el de Chile entero. La rogativa se hizo en la escuela y cuando justo terminó se acabó el agua y salió el sol, y además un arcoiris precioso. Y así comenzó la inauguración. Estuvo muy bueno porque ahí empezamos a conocer de verdad a Víctor Jara. Se cantaron sus canciones, que me parecieron muy bonitas. Yo no había escuchado su canto hasta entonces y ahora lo oigo a menudo por la radio. Es bien bonito.»
Esa ceremonia de inauguración es recordada con cariño por la Fundación Victor Jara, que estableció un vínculo fraterno con la familia Meliñir y la comunidad de Quinquen. En estos días se cumplen 31 años de ese importante encuentro, pero no podemos celebrar.

Joan Jara junto al lonko Ricardo Meliñir y en el fondo se visualiza a Patricio Bunster | Patricio Guzmán, 1994
Hace unas semanas, en ese mismo lugar, ocurrió un violento allanamiento. Según un comunicado del lof Quinquen y de la familia del actual lonko, Ricardo Meliñir, el viernes 28 de marzo llegaron veinte automóviles y sesenta policías armados al lugar, dispararon al aire e irrumpieron en su casa.
Así detallan algunos hechos:
«Apuntaron y amedrentaron a su señora en la entrada de la casa, encerraron a su hija de 24 años con su bebé de 9 meses para interrogarla, apuntaron a cuatro niños de 5, 9, 12, 13 años en el cerro, en contexto de secuestro ya que no permitieron que sus madres o un adulto estuviera con ellos. Todo lo anterior fue realizado sin una orden de allanamiento ni un permiso, sumado a la ocupación ilegal y la destrucción de una de las casas por dos días y dos noches.»
La violencia, nos han dicho, les recuerda “la reduccion territorial y usurpacion de la tierra mapuche que sufrió nuestro bisabuelo Manuel Meliñir Inañir y el lonko Armando Meliñir por parte de la sociedad Galletue, la que hoy sigue amparando y actuando en complicidad con la policia y las forestales; hasta la tortura y represion que vivieron nuestros ancianos y ancianas por la lucha que hizo la comunidad de Quinquen el año 1973”.
La zona de Lonquimay es una reserva natural, constantemente amenazada por las empresas forestales y ganaderas. “Es una comunidad afiatada, fraterna y luchadora, con una historia larga, y después de 30 años se sigue criminalizando a su gente y hasta se vulneran los derechos de las infancias. Nos han llamado de allá y nos han contado lo terrible que todo esto ha sido para los niños de Quinquén” dice Amanda Jara, Presidenta de la Fundación.
En estos días en que se relativizan hechos históricos, se justifica la violencia e incluso las violaciones a los Derechos Humanos, la Fundación Victor Jara quiere expresar su preocupación. Lo que pasó en esa zona en 1934, lo que ocurrió en 1973 y lo que acaba de pasar hace algunas semanas son hechos condenables, y nunca han sido inevitables. Han pasado 90 años de la matanza de Ranquil y 51 de la muerte de Victor Jara, como sociedad no podemos seguir permitiendo que la violencia siga siendo parte de la acción del Estado.
En 1994, hace justo 31 años, inauguramos nuestra Fundación con un encuentro y un arcoíris en Quinquén. Pero hoy no podemos celebrar.