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La nueva aspiración chilena: Bienestar personal por encima del consumo superfluo

A diferencia de los años 90, 2000 y 2010, el Chile actual pareciera estar apostando a una vida tranquila sobre el gasto ostentoso, lo que podría sentar las bases de una sociedad cada vez más equilibrada y menos demandante.

La consultora La Vulca Marketing reveló -en un reciente estudio- que las tendencias de consumo en el Chile 2024 están mostrando una “nueva aspiracionalidad”, vinculada más al bienestar y calidad de vida, que a la adquisición de bienes materiales. Según estas señales, el cambio de rumbo se estaría manifestando en un nuevo paradigma acerca de la manera en que la sociedad define el éxito y sus deseos.

Para el académico del Instituto de Ciencias de la Salud (ICS) de la Universidad de O’Higgins (UOH), Nicolás Schongut, el concepto de “aspiracional” en Chile en la década del 2010 estuvo ligado más al acceso a bienes costosos, financiados a través de créditos, que intentaban emular el estilo de vida de las clases altas. Por lo que no considera que estas tendencias actuales sean estrictamente aspiracionales, sino, “un intento de volver a realinear el deseo de las personas con elementos más asociados al bienestar, como el hecho de vivir tranquilo, dormir bien o comer saludablemente”, lo que responde a la necesidad de tener una calidad de vida más equilibrada y menos vinculada a la competencia por el consumo ostentoso de bienes materiales, según explica el investigador.

Quiebre de tendencia

El Doctor en Psicología Social, agrega que esto refleja un cambio profundo en las prioridades, donde el éxito ya no se mide solo por la capacidad de acceder a productos de lujo, sino por alcanzar un equilibrio que favorezca la paz mental y el bienestar físico. “Especialmente porque el éxito, por ser una medida no concluyente, obedece a un momento histórico de cada generación con su propia medida, como la que se observa en los tiempos actuales, donde la sociedad ya comienza a dar señales de estar poniendo un pie fuera del concepto de éxito asociado al consumo superfluo”. 

Schongut cree que este fenómeno responde a una “resaca del neoliberalismo rampante” que marcó las décadas de los 90, 2000 y 2010, cuando el consumo y el acceso a bienes de lujo eran el motor de las aspiraciones sociales. Considera que las generaciones más jóvenes, al observar las consecuencias de esta época en sus padres y abuelos, parecen estar rechazando un modelo basado en el consumo sin fin determinado, buscando en su lugar una vida más tranquila y menos demandante. “Con lo cual se demuestra que estamos en presencia de un quiebre de tendencias que, si bien no están completamente consolidadas, pueden representar un cambio positivo en las personas y comunidades a corto, mediano y largo plazo”.

Un dato no menor 

No obstante, el investigador aclara que lograr esa “tranquilidad” implica un enorme desafío, debido a la inversión de largas jornadas laborales, o al pluriempleo, donde el tiempo libre para realizar otras actividades es cada vez más corto, y, en consecuencia, es cada vez más difícil elevar la calidad de vida.  “El tiempo libre es un bien escaso. De manera que habría que compatibilizar ese deseo de bienestar para compartir una vida en familia, realizar actividad física, descansar, y tener una buena alimentación, sin que el principal protagonista siga siendo el empleo remunerado, que parece ser ineludible, y que cada día se hace más exigente”.

El académico concluye que esas “nuevas aspiraciones chilenas” marcan un giro importante hacia la búsqueda de bienestar sobre la acumulación de bienes materiales, lo que podría sentar las bases para una sociedad más equilibrada y enfocada en la consecución de la calidad de vida, sin que ello implique, necesariamente, el sacrificio del tiempo libre y del propio bienestar de las personas.

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