El arqueoastrónomo explica que muchas edificaciones están alineadas con los equinoccios y solsticios.
“A partir del siglo XVI y XVII, cuando ingresan los españoles al continente americano, ellos construyen y levantan templos en lugares donde anteriormente existían asentamientos indígenas o templos prehispánicos. Algunos de estos templos cumplían ciertas condiciones vinculadas con orientaciones astronómicas y con fechas calendáricas, y en el caso de las iglesias coloniales, muchas veces se respetó la orientación de estos templos para fiestas relacionadas con solsticios, equinoccios, siembras, cosechas o fiestas locales”.
Así explica el arqueoastrónomo e investigador del proyecto FIC-R, “Astronomía Cultural para la Promoción del Astroturismo” de la Universidad de La Serena, Dr. Ricardo Moyano, la relación que mantiene hace cientos de años la construcción de edificaciones como iglesias y templos con la astronomía y el estudio de los cielos, y que hoy en día se puede seguir evidenciando en nuestro entorno, como por ejemplo, en la ciudad de La Serena.
Respecto a aquello, el doctor en arqueología relata que “cuando llegaron los españoles al continente, intentaron respetar el orden canónico vinculado con la orientación de estos templos, que generalmente debía respetar la salida del sol hacia el este, y en ciertos casos adoptaron algunas de las fechas locales indígenas. Por ejemplo, en La Serena, conocida como la ciudad de las iglesias, y en donde nuestros antepasados prehispánicos también miraban el cielo para orientarse o para distintas actividades de la vida cotidiana”.
La Serena es la segunda ciudad más antigua de Chile y en un principio era un pequeño villorrio, con muy poca población: “Al parecer, la fundación de la primera iglesia, en el lugar en donde hoy está instalada la catedral de la ciudad, habría respetado ciertas lógicas vinculadas con una puesta de sol en un momento cercano al equinoccio de la época. La ciudad se fundó a finales del mes de agosto de 1549, y al parecer, al momento de la puesta del sol, se trazó una línea que hoy día respeta la iglesia catedral, que es para los primeros días de septiembre, en calendario gregoriano. Este dato nos estaría hablando de que, en el momento de la fundación, los primeros españoles utilizaron el sol como punto de referencia al poniente, mirándolo hacia el océano pacífico”., agregó el investigador.
Respecto a la actualidad, Moyano indicó que aún es posible ver la conexión entre las iglesias de la zona y los eventos del solsticio y equinoccio, explicando que “hoy existe la posibilidad de acercarse al cerro de Santa Lucía, donde está ubicado el regimiento N°21 de Coquimbo y pararse para los días del equinoccio, los solsticios, y poder observar este fenómeno utilizando como punto de referencia las torres de las iglesias”.
El equinoccio es un fenómeno que ocurre todos los años entre los días cercanos al 20 de marzo, en otoño, y al 22 de septiembre, en primavera. Y los solsticios ocurren los días 21 de junio, en invierno; y 21 de diciembre, el de verano, y solo necesitamos que esté despejado. “Cuando ocurre uno de estos fenómenos, podríamos estar mirando esta alineación del sol con las iglesias, utilizando como punto de referencia la torre de San Juan de Dios, y la torre del tercer milenio que está ubicada en la bahía de Coquimbo, mostrando la conexión que tienen estas edificaciones con nuestros cielos”, afirmó el investigador.
Finalmente, el arqueoastrónomo destacó la importancia de estudiar este vínculo y de mantener la conexión que tenemos como sociedad con el cielo y las estrellas, indicando que “el espacio que habitamos todos los días con el cielo, nos conecta con la historia, y también con el pasado indígena que todavía está presente en la región”.
Moyano añadió que “gran parte de las personas que viven en la Región de Coquimbo tienen apellidos diaguita, tienen ascendencia indígena, y resulta interesante esta conexión entre el mundo cristiano occidental y todo el tema de la herencia prehispánica. Mirar el cielo te conecta con tu historia, te conecta con tus ancestros, y también nos permite valorar el espacio en el que habitamos. No solamente para hacer astronomía o disfrutar del cielo tenemos que viajar hacia el Valle del Elqui, lo podemos hacer desde el centro de nuestras propias plazas, en este caso como el de la Serena”.