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Desafíos del trabajo decente en Chile: Avances, pendientes y perspectivas

Mauricio Muñoz, coordinador del Observatorio Laboral de O’Higgins, señala que existen avances, como acortar la jornada laboral, pero también temas pendientes, como la baja sindicalización y las condiciones de los trabajadores públicos.

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El Trabajo Decente es una propuesta de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ante la tendencia a la precarización de los empleos y que aborda temáticas relacionadas con los derechos fundamentales, el diálogo social, las oportunidades de empleo y la seguridad social, según explica Mauricio Muñoz, coordinador del Observatorio Laboral de O’Higgins, que ejecuta la Universidad de O’Higgins (UOH).

En ese contexto, precisa que los avances a nivel mundial son heterogéneos y dependen de la situación de cada país. “Los países que presentan mercados de trabajo más formales, igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, empleos que permiten mejorar las condiciones de vida de las trabajadoras y los trabajadores, instancias de diálogo tripartitas entre empleadores, gobiernos y sindicatos, y pactos sociales; que aseguran derechos como salud, educación y pensiones dignas, serán sociedades en las cuales se identifica un mayor acercamiento hacia el ideal de Trabajo Decente”.

Agrega que, por el contrario, en países donde el mercado del trabajo tiende a la informalidad, con bajos salarios, empleos precarios, bajas tasas de sindicalización y el acceso a los derechos está mediatizado por el mercado, se observará un distanciamiento respecto de las formas de Trabajo Decente.

Realidad chilena

Sobre la situación en el país el coordinador del Observatorio Laboral de O’Higgins explica que “en el país se ha intentado mejorar los salarios mediante el incremento, más o menos periódico (anual), del sueldo mínimo, que, si bien es importante para una buena parte de la población, no ha impulsado una mejora sustancial en materia de remuneraciones”.

En condiciones de vida señala que la Ley de 40 horas, que reduce la jornada de trabajo para compatibilizar la vida laboral con las actividades extralaborales, es “sin duda, un avance respecto de las condiciones de vida, aunque abre grandes desafíos en materia de productividad y acuerdos entre las partes involucradas”.  A ello suma, la llamada “Ley Karin” que “también es un esfuerzo por establecer relaciones laborales libres de discriminación y acoso”.

Junto a las iniciativas nacionales, el sociólogo agrega que existen una serie de proyectos que se promueven desde el Ministerio del Trabajo y Previsión Social para generar instancias de participación y modelos de gobernanza regionales de Trabajo Decente. Detalla “La UOH, el 2023, se adjudicó la ejecución de uno de estos proyectos, lo que nos permitió conformar un comité regional tripartito para abordar las dimensiones del Trabajo Decente que resultan de mayor urgencia para el sector silvoagropecuario, la actividad productiva que más empleo genera en la región”.

¿Cómo seguir avanzando en el país?

“En Chile existen múltiples desafíos en materia de Trabajo Decente”, asevera Mauricio Muñoz, e indica que “nuestro país tiene un mercado del trabajo relativamente formalizado, si lo comparamos con nuestros vecinos del Cono Sur o con Latinoamérica en general, pero tenemos importante presencia de lo que se denomina ‘empleo atípico’: la subcontratación o el vínculo laboral a través de un tercero, el empleo a tiempo parcial y la informalidad presente en algunos sectores productivos como el agro o en los emprendimientos comerciales de las personas”.

A ello suma que “los promedios salariales son bajos”. Y entrega cifras: el año 2022, el 50% de las personas empleadas en el país ganó menos de $502.600 líquido mensuales, lo que muestra “un importante déficit en materia salarial, que redunda en menor acceso a consumo, pauperización de las condiciones de vida y bajas proyecciones en materia de pensiones”, sostiene.  Y si el punto es la brecha salarial entre hombres y mujeres -detalla el coordinador del Observatorio Laboral de O’Higgins- la situación es “aún peor para ellas. En la Región de O’Higgins, por ejemplo, el año 2021 la diferencia fue de $200.000, aproximadamente”.

Otro punto que preocupa a Mauricio Muñoz es la baja tasa de sindicalización del país que fluctúa entre el 17 y el 18% y que se suma a una baja cobertura de la negociación colectiva. “Por lo tanto, sostiene, promover la sindicalización para consolidar los colectivos laborales -como contrapartes tanto de los empleadores como del gobierno- es fundamental para avanzar en mejorar las condiciones de trabajo y las remuneraciones. Es importante incentivar el diálogo tanto en las empresas como en los diversos sectores. La negociación ramal, considerando las particularidades territoriales, es una línea de trabajo pendiente”.

Sectores productivos

La situación es diferente, según el sector laboral -explica el experto- e indica que “en minería y en el sector financiero se observan mejores condiciones laborales (mejores salarios, estabilidad, negociación colectiva) que en las demás actividades; sin embargo, son dos ramas productivas que generan pocos empleos”.

“No hay que olvidar las condiciones de trabajo de los empleados públicos, los cuales no tienen derecho a sindicalización ni al reconocimiento de sus años de servicios”, señala, y agrega que “sus vínculos laborales son cada vez más inestables. Se observa una tendencia a la precarización del empleo que se ha consolidado en los últimos años”.

A ello, suma que “la situación de las pensiones también es crítica y es un tema aún pendiente, pese a los esfuerzos realizados desde el ejecutivo y las diversas manifestaciones de la sociedad civil en torno al tema”, puntualiza Mauricio Muñoz.

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