A un mes del plebiscito que rechazó el texto elaborado por la Convención Constitucional y en medio de las negociaciones políticas sobre el modo en que continuará el proceso constituyente, se conversa con Manuel Sepúlveda, miembro y Coordinador de Alianzas y Estrategia de Tenemos que hablar de Chile, acerca de garantía de la participación ciudadana en el nuevo proceso.
Para el analista de la plataforma que ha proporcionado una serie de mecanismos para el diálogo ciudadano, la pregunta por las razones que motivaron el voto por el rechazo es parte de un tejido mucho más complejo que requiere espacios de conversación para su diagnóstico: “es difícil plantear respuestas tajantes a estas interrogantes tan profundas y que no logran responder solamente a partir de los resultado de un plebiscito. Es importante tener espacios de diálogos y escuchas porque es muy relevante conocer lo que hay detrás de ese voto”, explica.
“En nuestras experiencias y en los resultados preliminares que estamos analizando de estos procesos participativos muestran un descontento ciudadano bien grande. La ciudadanía siente que los problemas que enfrentan, son iguales o más intensos a los problemas que se enfrentaban hace dos años”.
Dentro de estos mismos resultados, aborda una especie de configuración de las demandas de las personas y su carácter sistémico, pero que al mismo tiempo buscan evitar la incertidumbre: “Las personas hablan mucho de mejorar, lo que se demanda son cambios sistémicos para que la vida no cambie tanto, para que sea un espacio más seguro, con menor incertidumbre y puede sentir que el proyecto de vida no sea un castillo de naipes sino sobre bases más sólidas”.
En esta nueva etapa, Manuel Sepúlveda también recalcó la importancia de que la participación no se entienda únicamente desde lo individual sino de lo colectivo: “tener espacios de diálogo, de conversación donde las diferencias de las distintas visiones de las personas estén en un proceso y se puedan construir elementos para la discusión a partir de aquello, es muy importante”, expresó.
En esa línea, destacó la relevancia de las iniciativas populares de norma como experiencia histórica de participación, pero cuya vinculación tuvo un carácter sumativo e individual, sin haber generado un diálogo posterior, más allá de la deliberación dentro del órgano de la Convención.
Acerca del voto obligatorio destacó la cantidad histórica que se hizo parte de este proceso que genera enormes desafíos para las autoridades y la política: “Es un elementos que tiene que estar presente en la conversación, para ir más allá de los convencidos más allá de los que están de acuerdo, sino que buscar en otras personas que no forman parte de esa conversación cotidiana o de ese interés en temas políticos pero que le afectan y son parte de esta discusión del país”, indicó.