(Por Rubén Moraga Mamani. Seremi de Ciencias Macro Zona Norte). Hoy se plantea la necesidad de avanzar hacia una nueva gobernanza territorial, para lograr la equidad, la sustentabilidad y el desarrollo de los territorios. Esto, requiere una acción concreta, el proceso de descentralización ya comenzó, es parte de nuestra realidad, lo que implica un empoderamiento de actores sociales de los territorios para hacernos cargo de una co-construcción entre las autoridades electas democráticamente y el estado nacional, así como un desafío para los trabajadores públicos, al sector productivo-empresarial y al ecosistema de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación (CTCI) de las regiones.
Es claro que el conocimiento es poder, y la descentralización como expresión de un proceso democratizador, requiere de poder para lograr las equidades territoriales y su desarrollo, para ello se necesita de capital humano calificado en las esferas del servicio público y privado, al interior de los círculos tomadores de decisiones, en el ecosistema de CTCI.
La pregunta es, ¿cómo los territorios podrán desarrollar esas capacidades?, si no poseen elementos articuladores de las políticas públicas, que les permita ir reduciendo las desigualdades entre los territorios subnacionales, con una metrópolis que abarca y devora y que se nutre de esas desigualdades.
¿Tendrán los gobiernos regionales y comunales la capacidad de crear condiciones objetivas que les permitan atraer, retener y poder formar ese conocimiento? y que lo expresemos en términos del capital humano calificado para nuestros territorios, para generar un desarrollo armónico con un cambio de paradigma focalizado en la CTCI, que se haga cargos de los desafíos y sea capaz de dar las respuestas y soluciones a esas demandas territoriales para lograr mayores niveles de desarrollo, con un incipiente proceso de descentralización en curso
Nuestro país tiene una asimetría profunda en la presencia de masa crítica en las regiones, que se traduce en el punto diferenciador en la existencia de regiones ricas y regiones pobres; Santiago, nuestra capital concentra la mayor cantidad de capital humano calificado a nivel nacional. En efecto, si el capital humano es la fuerza que moviliza a las sociedades, en el contexto de la globalización es ese capital humano calificado que resulta fundamental para permitir que la sociedad avance hacia su desarrollo.
Para ello se requiere una política publica que apueste por el desarrollo armonioso entre el crecimiento económico, la equidad social y la sustentabilidad ambiental en el marco de un nuevo modelo de desarrollo económico, donde los territorios y el capital humano serán artífices de la implementación de un proceso de descentralización que requiere participación, perfeccionamiento de la democracia, la CTCI será un factor fundamental en el impulso e implementación del nuevo modelo que considere las singularidades de nuestras regiones y territorios.
Nuestras instituciones de educación superior deben integrarse al proceso de descentralización y hacerse cargo de esos desafíos, deben ser actores relevantes para generar ese capital humano calificado, para que los territorios y sus gobiernos estén en condiciones de definir por sí mismas sus cambios estructurales, es decir que las regiones se piensen desde las regiones y no desde una visión e imposición de un estado centrista.