El decano de la Facultad de Ciencias de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y profesor del Instituto de Química de la misma casa de estudios, Manuel Bravo, analizó la situación que se vive en la zona afectada por la contaminación con dióxido de azufre.
Esta semana se registró un nuevo peak de contaminación provocada por emisiones de dióxido de azufre (SO2) en la zona de Quintero, Concón y Puchuncaví lo que una vez más prendió las alarmas con respecto a los riesgos para la salud de las personas y las vías de solución.
“Esperar que el ecosistema sane naturalmente va a tomar décadas y mucha de la población que hoy vive en el sector no va a tener posibilidad alguna de vivir en un ambiente libre de contaminación. Aquí la decisión es simple, no podemos seguir teniendo un complejo industrial de estas características instalado al lado de un asentamiento humano. La solución más clara y más concreta para esta población, para que hoy pueda haber niños libres de contaminación, adultos con una proyección de vida mucho mayor, es erradicar y sacar el asentamiento humano de la proximidad del complejo industrial”, afirmó el decano de la Facultad de Ciencias de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y profesor del Instituto de Química de la misma casa de estudios, Manuel Bravo.
Esta contaminación, explicó el Doctor en Ciencias, se produce “por descargas atmosféricas de algunos contaminantes, entiéndase material particulado que en su gran mayoría contienen metales pesados que son tóxicos para la población, así como distintos tipos de gases que salen de las chimeneas y de algunas vías de descarga de los sectores”.
A propósito del plan de prevención y descontaminación de la Bahía de Quintero y de este sector en particular, añadió el académico de la PUCV, las decisiones que se tomaron para controlar estas descargas evitarán en un plazo mediano a largo nuevos episodios y también debería disminuir, en un mediano y mucho más largo plazo, los problemas de contaminación que hoy día existe. El problema, sostuvo, “es que estos problemas de contaminación están considerando solamente las nuevas descargas, lo nuevo que está entrando al ecosistema, pero no considera la contaminación que ya se ha descargado en el medio durante todos estos años y gran parte está acumulada en los suelos y en los sectores aledaños donde vive población, que está expuesta mayoritariamente a metales pesados tóxicos y también a los gases”.
Bravo agregó que la normativa iba muy en la línea de hacer cumplir a las empresas en las descargas límites, “el aumentar el número de estaciones y monitoreo no soluciona el problema, porque el problema sigue siendo las descargas que se siguen produciendo, como el episodio de esta semana y además también, la contaminación ya existente en el valle de Puchuncaví y que ya está afectando a la población en sí”.