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[Columna] ¿Penquistas iguales? El A y B de Concepción

(Por Olimpia Riveros, profesora, concejala de Concepción). La desigualdad social, económica, cultural, ambiental, etc. es un tema recurrente en los discursos políticos de hoy. A partir de la revuelta de  octubre del 19 esto se evidenció con más fuerza y ya no es posible negarla. De ahí, que hasta la derecha más recalcitrante, ha empezado a tener en consideración la necesidad de los cambios necesarios en nuestra sociedad y hasta se ha vuelto “democrática”.

Claro, esa visión democrática alcanza sólo al discurso. Porque es sabido que el gran empresariado se ha enriquecido como nunca en estos tiempos de pandemia.

La desigualdad fue puesta en el tapete por quienes la viven permanentemente. Por quienes la sufren. Y es el origen de todas las violencias.

Visitamos este fin de semana, en este afán de concejala en territorio, dos realidades. Un sector hermoso de Concepción, muy bien cuidado, con áreas verdes y sus puntos limpios, plazas, condominios con muchos nombres de santos; San Andrés, Tomás, Ignacio, Francisco y otros.

Más allá de “este oasis”, bordeando el río Andalién, que hay que decirlo, ha sido limpiado a costa de mucho esfuerzo cada sábado por voluntarios y voluntarias de la Coordinadora por la Defensa del Río Andalién, hay un Colegio con una infraestructura espectacular, privado desde luego. Reconozco que mis andanzas penquistas no me habían llevado hacía tiempo por esos lados. Irreconocible. Las grandes inmobiliarias hicieron su trabajo para el ABC1 de nuestra sociedad. Para ellos hay espacios donde construir.

Al día siguiente, día de la niñez, fuimos al campamento de Lo Galindo. Cerro arriba, las familias que no pudieron seguir pagando arriendo, donde la usura de una propietaria no aceptó una rebaja de 20 mil pesos por ejemplo, las familias con muchos niños y perros, allegados e inmigrantes,  suben por un  único camino áspero  y empinado hacia sus casas precarias y se instalan en una pequeña planicie, al lado de una antena para celulares, para que los pequeños pinten con sus modestas cartulinas dibujos que jóvenes voluntarios luego trasladarán a un mural de una pandereta divisoria.

El alcantarillado en este punto y pleno siglo XXI, brilla por su ausencia. Los penquistas de este otro Concepción, sueñan con títulos de dominio que por supuesto no llegarán, y su optimismo radica en que su incipiente Comité de vivienda logrará dentro de poco la personalidad jurídica. Mientras tanto una cuota mensual de mil pesos por familia, los ilusiona con la compra de materiales donde construir una sede. Sumemos a esto los constantes reclamos de los habitantes “de abajo” que reciben los aguas servidas en los colectores de agua lluvia.

Es un campamento como los había en los años 60 o 70. Chile, país progresista y exitoso que vive diariamente la desigualdad. Sus habitantes se rozan a veces, otras se ignoran completamente. Me plantean si podemos conseguir algún profesor, porque los niños que por la pandemia no van a clases presenciales, están muy atrasados y el celular para la conexión no siempre está disponible. Imposible no involucrarse.

Estas dos realidades conviven en Concepción a poca distancia una de la otra. Y nos duele.

Mientras bregamos con la maraña administrativa en la búsqueda de soluciones, nuestra firme convicción de que la Nueva Constitución logrará generar espacios igualitarios, verdaderamente democráticos, sigue en pie. Pero debe construirse con la mirada del Chile real, ese de Lo Galindo, ese que defienden las Coordinadoras socioambientales de Concepción ante un Plan Regulador Metropolitano depredador e injusto. Ese que los sectores empresariales desde sus enclaves ABC1 de verdes vistas, amplios condominios y colegios de renombre no quieren ver.

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