Más de una decena de alcaldes de oposición se reunieron para presentar un acuerdo para el proceso constituyente que comienza en el país, luego de que ayer triunfara el Apruebo en el Plebiscito, donde también la opción de una convención constituyente se impuso por un 78,99% de las preferencias.
Al respecto la alcaldesa de La Pintana, Claudia Pizarro enfatizó que el desafío es seguir luchando por un Chile más justo, basado en la unidad del pueblo organizado.
Por su parte, el alcalde de Independencia Gonzalo Duran sostuvo que tal como ocurrió a partir de la revuelta social y popular, hoy los jefes comunales tienen el desafío de propiciar estos diálogos constituyentes con los vecinos.
Daniel Jadue , alcalde de Recoleta advirtió que es imperioso que ante este nuevo escenario se entreguen escaños reservados a los Pueblos Originarios y se permitan que los independientes compitan en mejores condiciones para ser constituyentes.
En representación de las regiones, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, señaló que la ciudadanía hizo escuchar su voz por todo Chile y la política hoy tiene que escuchar.
“Unidos en la Constituyente “es el nombre del pacto firmado por más de 20 alcaldes opositores, entre ellos los representantes de Renca, Independencia, Recoleta, La Pintana, Peñalolén, El Bosque, Lo Prado, Valparaíso, entre otros, el cual busca que la ciudadanía participe del proceso que se vivirá en el país durante los próximos dos años, “con especial énfasis en organizaciones sociales, candidatas y candidatos independientes”.
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La Carta:
Unid@s en la Constituyente
Quienes nos reunimos hoy estamos en la base de la representación democrática de Chile. Desde la cercanía a los dolores y anhelos cotidianos de millones de chilenos y chilenas, hace casi un año nos unimos para encauzar el malestar ciudadano hacia un proceso constituyente que hoy ya es una realidad.
Durante estos años hemos dejado entre paréntesis nuestros distintos domicilios políticos, multiplicando la colaboración de unos con otras, con la finalidad de representar fielmente los deseos de cambio y justicia social de nuestras comunidades.
Lamentablemente, este esfuerzo desde la política local no ha tenido su correlato en las instancias nacionales y hoy el país corre serio riesgo de padecer cuatro años más de gobiernos de derecha, a causa de nuestra propia fragmentación. Es hora de cambiar el rumbo.
Sabemos que las diferencias de las fuerzas políticas de cambio existen, pero por nuestra experiencia de trabajo mancomunado, sabemos también que no son impedimento para unirnos frente a la oportunidad histórica que ha abierto la ciudadanía para escribir con su propia mano una nueva Constitución para Chile.
Por ello, hoy nos reunimos para dar una señal de unidad y generosidad. Y al mismo tiempo, hacer un llamado a la oposición política y social a la derecha y su Gobierno, para construir juntos un triunfo contundente en la Convención Constitucional.
Para lograrlo debemos emprender con urgencia algunas tareas: La primera y más importante es ponernos a disposición de la ciudadanía para que ella disponga de canales abiertos de participación en el debate constituyente. Lo que las y los ciudadanos han ganado con su movilización y el ruido de las cacerolas debe permanecer en sus manos.
Asimismo, es indispensable complementar estas instancias con un amplio diálogo político, programático y social del cual emerjan aquellos puntos de encuentro para que la Nueva Constitución sea garantía de derechos y bienestar para las grandes mayorías y dé paso a un régimen político democrático, inclusivo y descentralizado.
Finalmente, debemos propiciar la unidad de todas las fuerzas de cambio, con especial énfasis en organizaciones sociales, candidatas y candidatos independientes, para enfrentar juntos los desafíos electorales que vienen y poder ofrecer una alternativa a una derecha ciega y sorda ante las demandas que la sociedad ha levantado.
Nuestra misión en los tiempos que corren es ser instrumento al servicio de las transformaciones que hagan realidad el grito por una vida digna que ha resonado con fuerza a lo largo de nuestro país desde hace más de un año.
No hay espacio para el cálculo mezquino, las pequeñas identidades y la defensa del propio metro cuadrado. Se lo debemos al pueblo de Chile.