El deporte es un medio para el desarrollo del ser humano, un insumo para la profilaxis. La generación de endorfinas provoca bienestar y mejoras en el estado de ánimo, además de fortalecer los músculos, endurecer los huesos y algo que pocos desatacan: la posibilidad de socializar y de ponerse de acuerdo para llegar a los objetivos trazados a punta de completadas.
En un país donde el 74 por ciento de los habitantes sufren obesidad, y donde los factores que generan esta condición son, principalmente, la falta de tiempo para realizar ejercicio, la cantidad vs calidad de la comida, el exceso de consumo de calorías y el sedentarismo, es inexplicable que a 6 años de la creación del Ministerio del Deporte no tengamos avances en estos nefastos indicadores.
Para qué mencionar el anhelado deseo de ver al menos conversar a los ministerios de educación y deportes, en pro de una política de instalación de alguna actividad deportiva a lo largo de la vida escolar de nuestros niños.
Muy por el contrario, lo más destacado para quienes estamos cercanos al deporte, han sido las pugnas entre el Instituto Nacional del Deporte (IND) y el Ministerio del Deporte, sobre quien debe administrar los recursos y responder ante denuncias por despilfarro de platas y contratación no justificada de asesores por montos millonarios en la gestión de la saliente ministra Kantor.
Hace ya un rato que el mundo del deporte viene recogiendo el mensaje de nuestras autoridades: el Ministerio del Deporte es solo un premio para pagar favores políticos.
Las convulsiones de nuestra sociedad no fueron suficientes y el presidente Piñera lo hizo otra vez, entregando este ministerio como un obsequio a Cecilia Pérez, abogada con un desconocido currículum en lo deportivo y que por estos tiempos es reconocida como la más cercana de sus colaboradoras.
Solo nos queda esperar que, en algún momento, el mundo deportivo tenga la capacidad de manifestarse y poner en la palestra la importancia de la práctica deportiva y la actividad física para un país como el nuestro, que silenciosamente se encumbró en el primer lugar con mayor obesidad infantil en Latinoamérica.
Wladimir Araya Correa