Marielle Franco y su formación política, el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), eran uno de los mayores críticos con la intervención militar. La propia concejal había sido designada ponente de la comisión constituida recientemente en la cámara municipal de Rio para fiscalizar la actuación del Ejército. Franco también había denunciado en los últimos días la actuación policial en la favela de Acari, donde dos jóvenes han sido muertos, según los vecinos, por agentes de las fuerzas de seguridad.
La denuncia de los abusos policiales en los barrios más pobres de la ciudad y la defensa de los derechos de las mujeres negras eran una de las principales actividades de Franco, nacida ella misma en A Maré, un enorme complejo de favelas castigado como pocos por la miseria y la violencia. En las últimas elecciones municipales fue la quinta concejal más votada de la ciudad.
En la misma noche del miércoles, se fueron concentrando en el lugar del crimen otros activistas y compañeros del PSOL, en medio de escenas de gran emoción. Marcelo Freixo, candidato del partido a la alcaldía en las últimas elecciones, explicó que Franco no había sido objeto de amenazas, pero también dejó clara su convicción de que el crimen fue un acto perfectamente premeditado, como apuntan todos los indicios.
“Estoy impresionada, estremecida e indignada”, declaró la anterior presidenta, Dilma Rousseff. Amnistía Internacional y la organización de abogados del país exigieron al Gobierno una investigación rigurosa para aclarar las motivaciones del asesinato. “Es un crimen contra toda la sociedad y ofende directamente los valores del Estado de derecho”, afirmó en un comunicado la Orden de Abogados de Brasil (OAB). La capilla ardiente de Franco va a ser instalada en la cámara municipal de Rio y se han convocado marchas de protesta en las principales ciudades del país.
fraseología
15 de marzo de 2018