Ley de 40 Horas: el legado de Jara que mejora la vida de las familias

La Ley de 40 Horas es ya una de las reformas más valoradas por trabajadoras y trabajadores de todo el país. Impulsada durante la gestión de Jeannette Jara como ministra del Trabajo, comenzó a aplicarse en abril de 2024 y desde entonces se ha instalado como un cambio histórico en la vida de millones de chilenos y chilenas.

Los primeros resultados son claros: 6 de cada 10 trabajadores aseguran que su vida personal mejoró con la reducción horaria, mientras un 44% declara que incluso su productividad aumentó, según un estudio de Laborum.

Más descanso, más tiempo para la familia y un mejor equilibrio entre vida laboral y personal son los beneficios más mencionados. Miles de empresas —en su mayoría pymes— ya han recibido el “Sello 40 Horas” por anticiparse a la implementación, demostrando que la medida es viable y beneficiosa.

El proceso es gradual: desde 2024 la jornada bajó de 45 a 44 horas, en 2026 se reducirá a 42, y en 2028 llegará a las 40 horas. Un camino que refleja la capacidad de gestión de Jara para transformar demandas históricas en derechos efectivos.

En la otra vereda, José Antonio Kast estuvo en contra de la ley cuando estaba siendo tramitada en el Congreso y la calificó públicamente como “una iniciativa que le hace un tremendo daño a un Chile que necesita crecer”. Más recientemente, Kast afirmó que “vamos a ayudar al que está asfixiado con las 40 horas”, abriendo la puerta a incluso revertir la medida si es electo.

La contradicción es clara: mientras Jeannette Jara transformó en realidad un anhelo histórico que hoy mejora la vida de las personas, Kast insiste en cuestionar y relativizar sus beneficios. La disyuntiva entre consolidar un derecho laboral conquistado o retroceder en él será, sin duda, parte central del debate presidencial.