Venezuela a contraluz

(Por Marcelo Enrique Caruso Azcárate, analista internacional, asesor pasra los acuerdos de paz del gobierno de Colombia). Para tratar de entender de fondo el conflicto agravado con las elecciones  en Venezuela y en particular la ofensiva mediática de la derecha global, hay que pensar a partir de aceptar que allí existen los yacimientos de petróleo más grandes del mundo. Esto se reflejó en la reacción frente al resultado electoral, donde los actores que disputan el nuevo orden mundial obraron en consecuencia con sus intereses: unos ya habían decidido denunciar fraude antes de conocer los primeros resultados y otros reconocieron al presidente electo de inmediato.

Cuando los grandes medios hablan de democracia y equilibrio de poderes, no les preocupa que los 3 poderes en países como Colombia lleven más de 200 años siendo hegemonizados por corrientes conservadoras. Menos aún mencionan que su Corte Constitucional, transparente en su fundación, hoy se dedique a enterrar todo intento de reforma de un poder que por primera vez no controlan, o que su Consejo Nacional Electoral, CNE, se esfuerce en tratar de destituir al presidente Petro. Eso sí, afirman sin rubor que el Tribunal Supremo de Justicia y el CNE de Venezuela, elegido durante los gobiernos del chavismo, son fraudulentos. Es decir, que los tres poderes son legítimos y sus decisiones permiten el equilibrio democrático cuando unos los eligen, pero no cuando lo hacen otros con los que no se comulga ideológicamente.

 La revolución cubana triunfó en pleno conflicto intersistémico lo cual llevó a un bloqueo brutal por parte de EEUU, el cual hoy es apoyado sólo por tres paises de la ONU. Si Cuba hubiera tenido el petroleo de Venezuela la invasión de Bahía Cochinos habría sido directamente de la Sexta Flota, como sucedió en el estratégico Panama. Sin embargo, 60 años después el bloqueo letal se mantiene y agudiza, y el gobierno cubano no encuentra una salida que permita mejorar la calidad de vida que fue su promesa inicial, como sucede en Venezuela. Si Nicaragua tuviera algun reserva de recursos importante nunca habrían regresado los sandinistas al gobierno y menos aún quienes hoy los representan. Y que en Bolivia se vuelvan a presentar golpes de Estado y se estimule la división personalizada del MAS gobernante, algo debe tener que ver con su condición de gran reserva mundial de Litio.

Ningun medio critica que monarquias feudales compren grandes empresas nacionales, pero cuidado con comprar gas a la dictadura de Venezuela. Es una carga ideológica oculta – marcada por los intereses económicos en juego- la que siempre funciona en los temas comunicacionales estratégicos y no permite abordar a los pueblos las diferencias y los conflictos con autonomía e independencia. Es posible que una mayoría del pueblo venezolano esté inconforme con su gobierno golpeado por el bloqueo, pero la pregunta pasa por saber por qué -sin contar a los migrantes- fue tan alta la abstención, cifra que nadie cuestiona, y por qué Fedecámaras aprobó de inmediato el resultado del CNE.

El centro de los discursos de todos es el respeto por la democracia electoral, algo que en pleno auge neoliberal muchos no respetan en sus países, o la utilizan para reversar los derechos humanos conquistados en muchos años de luchas de sus pueblos. No debería extrañarles a los demócratas que minimizan los impactos de estas políticas imperiales, el que con la profundización de estas acciones autoritarias surjan gobiernos defensivos que les respondan en el mismo terreno y con los mismos métodos. Paralelamente, presentan como pintoresco a un personaje del cono sur cavernario que niega el Estado de derechos y profundiza un neoliberalismo salvaje, o en Centroamérica adulan a quien acapara los 3 poderes en beneficio propio, emprobreciendo a su pueblo en nombre de la seguridad.

La Venezuela de hoy poco tiene que ver con la de 5 años atrás que llevó a la más grande migración de su historia. Economía dolarizada a la fuerza y muy bajos salarios. Dignificar los salarios, garantizar el derecho  a la salud y a los servicios públicos es el desafío del nuevo gobierno, que no la tiene fácil, y peor será si se inventan un nuevo Guaidó, que es de esperar sea menos ladrón que el anterior.