[Columna] Y se manchó la pelota
El fútbol es la única religión que no tiene ateos, decía Eduardo Galeano, y cuánta razón tenía. Porque para la izquierda más dura es el opio del pueblo, para la ultra derecha es un deporte que sólo sirve para acarrear agua al molino. Pero entre ambas posturas está ese hincha que ama la pelota y le encanta verla rodar. Y entre ellos y ellas me contabilizo.
En el mundial de Estados Unidos de 1994 al astro argentino, Diego Armando Maradona, le tocó el doping aleatorio y el resto sería historia, esta sería su frase para la posteridad en su despedida del 2001: “El fútbol es el deporte más lindo y más sano del mundo. Porque se equivoque uno, no tiene que pagar el fútbol. Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha.” Y 9 años más tarde, su compatriota y máximo dirigente del fútbol Argentino, Humberto Grondona, le dijo a un periodista (off the record) cuando se supo que Qatar había ganado el mundial del 2022: “van a ir todos presos.”, no se equivocaba. El 2016 el FBI dictaminó que hubo una serie de coimas y pagos irregulares para que tanto Rusia 2018 y Qatar 2022 se adjudicará la fiesta más grande del fútbol. Todos los dirigentes de la CONMEBOL y la CONCACAF fueron destituidos y algunos fueron presos, otros perseguidos hasta el día de hoy por la justicia.
El costo estimado desembolsado por esta nación de la península arábiga es la friolera suma de 200 mil millones de dólares, que lo elevan al primer lugar de dinero invertido para un mundial. Los que le siguen son Brasil para el mundial del 2014 con 15 mil millones y Rusia 2018 con 12 mil millones, y que hacer un gráfico resulta incluso hasta grosero. Tuvieron que construir una nueva línea de metro, 8 estadios, un nuevo aeropuerto y para ello contrataron mano de obra migrante.
El diario The Guardian de Inglaterra ha denunciado la muerte estimativa de 6.500 trabajadores a raíz de las condiciones asfixiantes del calor en Qatar. Donde en el verano las temperaturas pueden llegar a los 45º grados a la sombra (es por ello que el mundial es a comienzo del otoño donde el calor llega sólo a 35º grados y no en las temperaturas de julio, donde siempre se han jugado los mundiales). Todas las condiciones deportivas, de infraestructura e incluso de salud, indicaron que era una muy mala sede para albergar esta cita deportiva, pero las billeteras de los jeques árabes dijeron otra cosa.
Qatar por su pujante economía a base del gas se transformó en un actor importante desde finales de la década de los 90’s para realizar una limpieza de su imagen en lo que se conoce como sportwashing: que no es más que usar el deporte para lavar la imagen (así lo hizo Mussolini con el mundial de 1934 y la dictadura argentina en 1978). Compraron grandes clubes europeos (como el Paris Saint Germain de Francia, o el Arsenal de Inglaterra), invirtieron en su propia liga y fútbol lo que les llevó a coronarse campeones de la copa Asia por primera vez en su historia en 2019. Entonces el mundo les vio como la potencia del medio oriente y no como el régimen que aún persigue a la comunidad LGTBIQA+ y las mujeres, por sólo dar un ejemplo.
Entonces vuelvo a pensar en Galeano y su amor por el fútbol, de qué pensaría en estos momentos: ¿lo vería? Porque la única forma de afectar este negocio es no sintonizarlo, que es de donde sacan sus ganancias. Me cuesta pensarlo, pero ya con él encima, no veo otra posibilidad (he escuchado los partidos por la radio, por ejemplo). También nos podemos enterar por la prensa escrita de los resultados y así un sin fin de alternativas para no verlo en directo. Pero también se me aparece nuevamente en la cabeza la frase de Maradona: la pelota no se mancha. Sólo que está vez, de tanta mugre, casi no se ve la pelota.
Por ello quiero recomendarte una lectura que te devuelva a ti fanática y/o fanático del fútbol la esperanza y la alegría de ver un espejo de la sociedad que es este mundial. En donde los poderosos de siempre se llevan todo y quienes exportan mano de obra (y piernas también) pueden dar la sorpresa: Cerrado por fútbol del gran Eduardo Galeano, que reúne diferentes escritos del autor en torno al deporte más lindo del planeta.
Está en diversas editoriales y varios otros formatos (no lo leíste acá).
No estamos descubriendo la pólvora con lo que está pasando en estos momentos en Qatar y todo el negocio que rodea al fútbol hoy en día, en manos de grandes corporaciones (Galeano clasifica a las últimas selecciones ganadoras como: Nike, Adidas, por ejemplo), pero si podemos ir perdiendo la perspectiva histórica que ha tenido el fútbol en el desarrollo de muchas cuestiones políticas, culturales y económicas importantes alrededor del mundo. Te puedes enterar de algunas de ellas en estas páginas y/o puedes comenzar a disfrutar del mundial desde otra perspectiva sin tener que sufrir en el intento.