(Por Juan Gajardo López / Miembro comisión política PC de Chile). El gobierno de la derecha inició su segundo año intentando empatizar con el movimiento feminista luego de la masiva marcha de mujeres del día 8 de marzo, tomando además nota de la baja en aprobación que en las últimas encuestas marcan tanto el gobierno como el propio presidente. Más allá de la pirotecnia comunicacional, la sensación nítida es de fracaso en sus dos objetivos centrales: generar bonanza económica y dar mayor seguridad pública. En palabras de un senador de derecha “hoy la gente no siente que hay tiempos mejores”.
La desaceleración de la economía mundial, que tiene en la guerra comercial declarada por EEUU a China una de sus causas, lleva a la OCDE a ajustar a la baja sus proyecciones de crecimiento para la economía el año 2019 y 2020. En Chile la fotografía nos muestra un peso depreciándose, las exportaciones que caen en febrero y con pocas posibilidades de recuperarse en marzo, atendido el dato de la caída en las ventas de cobre para el mes en curso, previéndose un Indicador Mensual de Actividad Económica (IMACEC) para marzo bajo el 2%. Los empleos generados son menores a los empleos perdidos y necesitados, lo cual ha elevado la tasa de cesantía. La promesa de tiempos mejores en la economía se diluye, al igual que la agenda de seguridad pública, marcada por los excesos represivos que condujeron a la muerte del comunero Catrillanca, la inestabilidad en el mando y altos grados de descomposición que muestra Carabineros, institución mandatada preferentemente a la prevención del delito , agregado a la improvisación oportunista con la cual el gobierno enfrenta este problema, que le lleva por ejemplo a instalar el proyecto de control de identidad a menores de edad, contraviniendo principios universales de derechos de la niñez y que además tiene un claro sesgo clasista.
La oposición, en su expresión parlamentaria, inicia una dificultosa construcción de acuerdos mínimos para enfrentar las iniciativas gubernamentales. Criterios generales comunes en torno al tema de la contra-reforma tributaria, por ejemplo, deben hacer un camino para transformarse en pautas de acción común. Es imprescindible chilenizar la agenda política, poniendo en el centro las dificultades de nuestra sociedad. La distorsión de prioridades fomentadas en el período estival por el gobierno, que tuvieron en la presencia de Piñera en la frontera de Colombia y Venezuela el peack de lo ridículo, al parecer ha servido como antipirético a algunos sectores de oposición, frente a la crisis venezolana.
Rescatando la tradicional conducta del Estado de Chile, un grupo significativo de artistas e intelectuales más organizaciones sociales, están invitando para el día domingo 24 de marzo a un acto denominado “por el derecho de vivir en paz”, que busca que el pueblo de Venezuela pueda resolver pacíficamente, por vías políticas, la crisis que actualmente vive e impedir que siga su población siendo agredida en una guerra no convencional( de cuarta generación le llaman), como es por ejemplo el ataque al sistema de generación y distribución de energía eléctrica que sufrieron recientemente. A este acto estamos invitados todos quienes creemos en la autodeterminación de los pueblos y la paz como valores a preservar.
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