“El triunfo de la inmediatez en la guerra de José Antonio Kast” la columna de Sergio Reyes
Por Sergio Reyes Tapia. Editor General de Prensa Radio Nuevo Mundo.
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José Antonio Kast, el político de la derecha, no tolera que las mujeres decidan por sí qué hacer con su vida sexual, él ambiciona amedrentar con su providencia y de esta forma también extorsionar las dudas de los hombres.
José Antonio Kast no quiere que las diversidades sexuales se pronuncien respecto a qué hacer sobre la política de sus vidas, Kast plantea re-escribirles sus historias para que el tiempo las solucione.
Kast no quiere que los de las izquierdas ni los inmigrantes tengan sus espacios de reflexión, el espacio lo respira él.
Kast no va a las universidades a exponer sus ideas, lo que busca es extorsionar la información, la comunicación, y la verdad histórica a través de imágenes que por sí provoca.
Y las provoca desde la ideología, para engendrar sus emociones, y desde allí traspasar lo que deben apiadarse y pensar los otros, porque él cree en su sino, en su predestinación.
Y cómo lo hace, extorsionando a la cultura, mostrando su barbarie y colocándola como un punto de blanco para ser hablada, he invita a ser despreciada, porque la viste con un recurso político de extremo, la viste como un estilo de vida, la distinguiste como un eslogan, como dijera alguna vez el viejo y querido Pier Paolo Pasolini.
José Antonio Kast tiene un vínculo mínimo con la sociedad, y sus estrecheces no responden a las mayorías, pero cuidado, tiene un punto a favor: está colocando su énfasis en la relación con el otro, está poniendo al centro su emoción con el alter-ego, porque sabe que en el mundo de las comunicaciones, de la inmediatez y del presentismo, el más pequeño de los improperios está sujeto a ser “comprendido por esa minoría peligrosa”, dado el funcionalismo comunicacional político imperante en los medios, y Kast lo explota.
Frente a la crisis de los discursos religiosos, políticos, científicos, y la relevancia del discurso mediático, Kast y la derecha están preparando al futuro ciudadano, carente de aquellos modelos, y buscan asemejar identidades sin dimensiones políticas, ciudadanos no interesados en las transformaciones sociales, sólo en la espectacularización medial, porque la era digital de la información no entrega orientación, sólo accesos.
Por eso Kast dice que “Daniela Vega es hombre”, sólo un título, al parecer sin acción política, pero con accesos y rastros que llevan a planos de significación, en este caso muy peligroso.
De esta forma, la derecha a la que pertenece Kast, busca que los monstruos puedan salir de sus agujeros para inyectar sus venenos. Kast está azuzando, insuflando a otros para el desmembramiento de la sociedad, y eso no es justo. La derecha con Kast busca imágenes que sirvan para crear a sus referentes políticos- mediáticos y que posibiliten crecer en las emociones conservadoras.
Las acciones de Kast buscan la reapropiación del espacio colectivo ciudadano, buscan abrir las puertas a los ideólogos excedidos del conservadurismo.
Por eso los jóvenes lo expulsan desde los centros de estudios, y de las universidades, porque no quieren respirar lo descompuesto, los jóvenes anhelan frescura.
Pero Kast vuelve a la servidumbre y desea victimizarse, notarse, ablandarse en el discurso, y sólo entrando por esas puertas, siempre entre abiertas por la cultura, podría construir su horror, por eso los jóvenes lo rechazan, porque el hedor ya se siente hoy.